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Pánico Escénico / Solares: ver y entrever

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Vincent
AutorJosé Ramón Enríquez

Desde muy temprano en su obra Ignacio Solares diferenció "ver" y "entrever". A entrever siempre ha dado valores paranormales cuando no francamente místicos. Y desde esta clara disyuntiva, Solares se ha acercado a nuestra historia, preferentemente a la Revolución mexicana, para dudar de cuanto hemos visto en ella y para invitarnos a entreverla desde el fondo mismo de sus personajes singularísimos.

Por ello, no forma parte de la tradición realista que es la Novela de la Revolución Mexicana tan cercana a lo que habría de conocerse como realismo socialista, a veces hasta confundirse con las líneas marcadas por él. Solares molestaría aun a los heterodoxos de esa concepción, como Lukács, pues "asalta a la razón" de las narrativas de una buena parte del siglo 20, esas que conforman nuestra escuela nacional.

No sólo asalta sino que Solares traspasa la razón de ilustrados y burgueses para adentrarse por los caminos "peligrosos" del inconsciente colectivo junguiano o, al menos, de la intuición bergsoniana. En su narrativa siempre hay algo para ser entrevisto porque la visión de la razón pura ha fracasado.

Con Un sueño de Bernardo Reyes (Alfaguara, 2013), nos ofrece Ignacio Solares una nueva entrevisión de la historia patria: la tensión trágica entre la razón histórica frente a la lealtad irracional del hijo hacia el Caudillo, Padre de la Patria, que era Díaz. Frente a otra tensión igualmente trágica: el odio, también irracional, hacia el demócrata Madero que hizo justamente lo que a Reyes correspondía, es decir, suceder al dictador.

Aunque la parafernalia del porfiriato, al modo de una zarzuela con "caballeros del alto plumero", imitaba la del Imperio austrohúngaro (al cual, por cierto, precede en su derrumbe, en la misma década), Bernardo Reyes era en realidad un "caballero sin miedo y sin tacha" al modo de Pierre Bayard que se mantuvo a la sombra de su señor y lo defendió hasta la muerte.

Pero...

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