SOBREAVISO / Mancera: cero a la izquierda

AutorRené Delgado

Se entiende por "cero a la izquierda" aquello que no cuenta o, bien, la peor calificación que se puede dar a esa corriente política. Pues bien, de mantener la ruta que lleva, al jefe del Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, se le podrán aplicar sendas acepciones: ni cuenta ni califica.

El 15 de junio del año pasado se dedicó este espacio -El pie izquierdo de Mancera- a hacer un primer balance de la gestión del gobierno capitalino, señalando que el mandatario estaba en tiempo de "hacer ajustes y establecer que quizá su gobierno se levantó con el pie izquierdo pero que es de izquierda y tiene un proyecto". Más de 10 meses después se echan de menos los ajustes en el equipo y la acción de gobierno; en contraste, sobran los desaciertos, las contradicciones y los resbalones. La posibilidad del gobierno se diluye en la administración de problemas.

Atemperaría la situación de esa izquierda en la capital de la República el que otros gobiernos con origen o, al menos, tinte perredista sacaran las castañas del fuego, pero no es así. Ángel Aguirre, en Guerrero; Graco Ramírez, en Morelos; Gabino Cué, en Oaxaca, y Mario López Valdez, en Sinaloa, forman coro con Miguel Ángel Mancera. La excepción, Arturo Núñez, en Tabasco, arrancó fuerte marcando la alternancia con un corte caja ante el priismo, pero aún está por verse si se consolida.

El perredismo resbala en Distrito Federal, en su principal bastión pero, al parecer, ahora sólo se desvive por determinar al heredero de los restos de un naufragio previsible.

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Sin desconocer diferencias ni subrayar matices entre ellos, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard quisieron, supieron y pudieron estampar un sello de izquierda a sus respectivos gobiernos. El denominador común de su gestión fue la capacidad de constituirse en un referente obligado frente a las otras fuerzas políticas y ante la ciudadanía. Ese legado, hoy se diluye.

La proacción de los gobiernos perredistas en la Ciudad de México ha derivado en reacción desesperada, cuando no en tumbo o contradicción.

Las primeras acciones, superficiales o de fondo, tendientes a restablecer el orden como valor, rescatar áreas del deterioro ambiental, hacer valer el uso de suelo o establecer la figura del city manager o impulsar la convivencia civilizada en la ciudad -quién recuerda los parques de bolsillo- han perdido fuerza. Incluso, ahí, donde se creía que Miguel Mancera no podría fallar, patina: la seguridad pública y la...

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