Los Abogados del Diablo: Defensores de la élite

AutorMarco A. Martínez

Están junto a los famosos -ya sean políticos o empresarios- que se sientan en el banquillo de los acusados.

Llevan una década de presencia permanente en las polémicas públicas y sus honorarios son tan altos como la mala fama que a veces les acompaña, aunque gozan del mayor prestigio dentro de su gremio.

Pero defender a los poderosos caídos en desgracia no es nada extraordinario para un penalista de verdad, dice el abogado Juan Velasquez, quien acepta que desde hace dos décadas se le considera como uno de los "abogados del Diablo".

Dice que el término le desagrada y que él se ve a sí mismo como un litigante común y corriente, al igual que sus clientes.

"No defiendes al Diablo: defiendes a personas acusadas, muchas veces inocentes. No son ni mejores ni peores que las demás".

Pero su estilo lo define: él personalmente atiende a sus selectos clientes, mismos que acepta defender sólo si no han sido condenados por el juez.

Velasquez se ufana de que nunca uno de sus contratantes ha sido condenado por los delitos que le imputan. Y asegura ser el penalista mexicano que más asuntos relacionados con políticos ha llevado.

"Si el inculpado es defraudador, la sociedad piensa que el abogado que lo defiende debe ser lo mismo", apunta Raúl Cárdenas Rioseco, especialista en amparo y materia penal y quien ha tenido entre sus clientes a Joaquín Hernández Galicia La Quina y a Raúl Salinas de Gortari.

Pero la misión de los abogados penalistas es defender y no acumular popularidad, sostiene por su parte Alberto Zinser Cieslik, socio del despacho Zinser, Esponda y Gómez Mont S.C.

"Nuestra misión es defender honesta, ética y valientemente la causa que nos confían", dice quien ha participado junto con sus socios en la defensa de Carlos Cabal Peniche y Rogelio Montemayor Seguy.

Los tres abogados tienen una clientela compuesta por políticos caídos en desgracia, ejecutivos o presidentes de consejos administrativos que son presuntos defraudadores de cantidades millonarias y litigan para grandes empresas.

Para Ana Laura Magaloni, directora de la división de Estudios Jurídicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la presencia de estos despachos que manejan casos de élite son un reflejo de la sociedad, donde unos cuantos tienen acceso a una defensa adecuada, mientras 99 por ciento de la población carece de un buen defensor.

Señala que sin un registro sobre el desempeño de los abogados en México, ni un órgano que los regule, los acusados carecen de información sobre otros despachos y por eso sólo unos pocos son conocidos como confiables.

"Son abogados que aprovechan la ventana de oportunidad para cobrar caro, porque no hay información y se van con quien tiene para pagarles".

Los panistas

El panista Fernando Gómez Mont ha sido uno de los penalistas más consultados en la última década, no sólo por su linaje -es hijo del afamado penalista Felipe Gómez Mont- o por su destacada carrera como legislador -ha sido asambleísta y diputado federal- sino también por el nivel de sus relaciones desde el anterior sexenio: cercanísimo a Diego Fernández de Cevallos, fue asesor del ex procurador Antonio Lozano Gracia y socio en algún tiempo de Rubén Valdés Abascal, ex consejero jurídico del presidente Zedillo.

Fue en el despacho de Gómez Mont padre donde Diego Fernández de Cevallos comenzó su actividad como abogado, hace casi 40 años. El ex candidato presidencial fundó su propio despacho en 1989 y con él trabajó el hijo de su ex jefe hasta 1992, cuando Gómez Mont Urueta fundó el suyo, asociado a Julio Esponda, con quien compartió aula en la Escuela Libre de Derecho, y a Alberto Zinser Cieslik, actual asesor de la Corte Penal Internacional.

En el último año del sexenio salinista, Gómez Mont estuvo directamente ligado a las investigaciones del asesinato de Luis Donaldo Colosio, primero como comisionado ciudadano y después como enlace del gobierno de Baja California con la PGR. Incluso el presidente Salinas lo propuso para hacerse cargo de la subprocuraduría especial que investigó el homicidio, pero la viuda de Colosio, Diana Laura Riojas, vetó su nombramiento.

En la administración de Ernesto Zedillo, Gómez Mont asesoró simultáneamente al Presidente y al procurador...

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