Adolfo Zagal / Desarrollo con infraestructura

AutorAdolfo Zagal

En las últimas cuatro décadas México ha trabajado intensamente para formar parte de las economías desarrolladas. Este desarrollo se ha fincado en función de un crecimiento económico que, sin duda, pretende mejorar el nivel de vida de la población y abatir la pobreza de manera sostenida.

El proceso de crecimiento económico en un país se determina por la capacidad de producción de su economía, la cual depende de la oferta de los factores de la producción (trabajo y capital) y de la productividad total de los factores (PTF), es decir, la eficiencia con la que se usan los factores de la producción.

En México, la acumulación de los factores ha contribuido a reducir la brecha respecto a economías más vigorosas, aun cuando la PTF cayó en promedio 0.7 por ciento anual entre 1980 y 2011, mientras que en otras economías emergentes, en circunstancias similares, se observó un crecimiento de hasta el 2 por ciento.

Aunado a este incremento en la productividad, las economías avanzadas han enfocado su estrategia de crecimiento económico en políticas tales como el avance tecnológico, la fortaleza de sus instituciones, así como la participación de la inversión pública y privada en infraestructura, mismas que, si bien por sí solas no garantizan el desarrollo económico y regional, su complementariedad es necesaria para que el desarrollo se actualice.

La inversión en infraestructura productiva es un importante instrumento de cohesión económica y social, de integración del territorio, así como de mejora en la calidad de vida en la población.

Actualmente, en México la política de infraestructura es un componente estructural para alcanzar los objetivos de desarrollo económico sostenible y de pleno empleo, sin perder de vista que las restricciones presupuestarias han exigido la instauración de nuevos instrumentos, sistemas de gestión y financiamiento de infraestructura, basados en la participación privada o en el aplazamiento de los pagos del sector público.

El modelo económico que nuestro País ha adoptado, con la estabilidad económica de los últimos 12 años, ha convertido a la infraestructura en un importante instrumento de política económica que tiene efectos que contribuyen al crecimiento sostenido que en momentos de crisis puede actuar como un elemento de estabilización anticíclica.

Esta nueva visión sobre el desarrollo de la infraestructura y sus servicios está fincada en cuatro pilares básicos: a) Incremento en la inversiones del sector público, b) la...

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