AGENDA CIUDADANA / Cien años no son (casi) nada

AutorLorenzo Meyer

Dos problemas

En dos días se cumplirán 100 años del inicio oficial de la Revolución Mexicana -en el Plan de San Luis, Francisco I. Madero señaló: "El día 20 del mes de Noviembre, de las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente la gobiernan". Por la fuerza los mexicanos deberían recuperar la condición de ciudadanos, condición anulada de tiempo atrás por el gobierno de Porfirio Díaz. Sin embargo, el inicio de esa revolución se adelantó dos días, pues justamente hoy, hace un siglo, tuvo lugar el ataque de la policía y el Ejército a la casa del maderista Aquiles Serdán y de su familia, en Puebla.

Antes de intentar una interpretación del movimiento hoy centenario, conviene dejar en claro dos cosas. Primero, nunca es posible recrear de manera cabal el pasado; todo estudio histórico es sólo una mera aproximación a lo que realmente ocurrió. Segundo, al pasado siempre lo vemos y juzgamos desde las preocupaciones del presente. Y como ese presente está en constante cambio, es imposible una interpretación única y definitiva. Toda revolución es un proceso de destrucción y construcción que afecta y beneficia a intereses que siempre tienen su contraparte en la actualidad. Así pues, siempre habrá descontentos con lo que se hizo, por qué se hizo, cómo se hizo y con sus consecuencias. Es por ello que en ninguna época puede haber una interpretación única de la Revolución Mexicana o de cualquier otra, sino varias que compiten entre sí. Cada quien debe elegir entre la indiferencia frente al tema o adoptar la visión que más le cuadre, la que mejor le ayude a entender las circunstancias del país y las suyas propias.

Muerte

En 1966 el historiador norteamericano Stanley R. Ross editó un libro entonces polémico y titulado Is the Mexican Revolution dead? (Knopf) que luego se tradujo como ¿Ha muerto la Revolución Mexicana? (SepSetentas, 1970). Ahí se recogían las evaluaciones sobre la Revolución hechas por mexicanos, de Luis Cabrera a Adolfo López Mateos y por un puñado de extranjeros. Preguntarse en los 1960 si aún tenía vigencia el movimiento iniciado en 1910 era un indicador de que si el objeto de estudio no estaba muerto, ya lo parecía.

Ross mostró que desde los 1940, Daniel Cosío Villegas o Jesús Silva Herzog habían dado por terminado el ciclo revolucionario, pero que otros, con un interés creado en mantenerlo vivo, insistían que esa revolución aún tenía y podía...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR