Agenda Ciudadana/ Un espejo en el extremo sur

AutorLorenzo Meyer

Fama pública

La escena tuvo lugar hace una semana en un hotel céntrico en Santiago de Chile. Dos individuos, maduros, sin duda gente de negocios, estaban conversando sobre el entorno de sus respectivos campos de actividad. Uno evidentemente era chileno y el otro, por su acento y los temas que abordaba, colombiano; yo apenas murmuré un saludo antes de sentarme junto a ambos. En esa circunstancia me fue imposible sustraerme al tema de la plática, que muy pronto abordó el tema de la corrupción; uno afirmó: "Sin duda, el país más corrupto de América Latina es México", y el otro asintió pero acotó: "Yo creo que Argentina no se queda atrás", y sobre esa base de "verdades contundentes", ambos continuaron hilvanando argumentos sobre el tema.

En numerosos aspectos, algunos muy evidentes -geográficos, étnicos, culturales e históricos-, Argentina y México son muy diferentes, casi antitéticos, pero como bien lo sugería la inesperada conversación ya citada, para su mala fortuna comparten ciertas características de su vida pública. Y en medio de tantas diferencias que separan a ambos países, no deja de ser interesante adentrarse en el examen de la similitud negativa y de algunas de sus consecuencias.

Arranques diferentes

El virreinato de la Nueva España fue uno de los primeros que la vieja España estableció en su imperio americano, en contraste, el del Río de la Plata con capital en Buenos Aires, se formó relativamente tarde -en 1776- tras ser liberado administrativamente del control que sobre él ejercía el Perú. El México independiente nació y se desarrolló como un país de demografía dominantemente indígena y mestiza, cuya accidentada economía -similar a su geografía- siguió centrada en la minería y en una agricultura dominantemente local. El país del sur, en cambio, se pobló con oleadas de inmigrantes europeos -principalmente italianos y españoles, que llevaron la población de 1.8 millones en 1869 a 8 millones en 1914- con educación formal promedio muy superior a la del resto del subcontinente; sus estupendas planicies húmedas -la Pampa- permitieron a Argentina desarrollar una exitosa agricultura y ganadería comerciales -al inicio del siglo XX Argentina era el mayor exportador de carne y trigo- y dar forma a una sociedad urbana muy sofisticada, centrada en el puerto de Buenos Aires.

Al despuntar el siglo XX, ya habían quedado atrás las constantes guerras civiles y la construcción de una amplia red ferroviaria había transformado, y mucho, tanto a México como a Argentina, pero esta última contaba con un sistema educativo y con un nivel de vida muy superiores a los de México...

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