Agenda Ciudadana/ ¿La continuación de la guerra por otros medios?

AutorLorenzo Meyer

Una visión belicosa de la política

Si se acepta la clásica definición de la guerra que enunció en el siglo XIX el teórico de la guerra total, el general prusiano Carl von Clausewitz (1780-1831) -"la continuación del proceso político por otros medios"-, entonces el proceso político mismo puede definirse como una guerra que no echa mano de la violencia generalizada y sin límites. Desde esta perspectiva, la política es concebida como una lucha que no se lleva hasta sus últimas consecuencias porque renuncia a la neutralización o destrucción física del adversario. Es claro que hay otras definiciones más positivas del arte de la política, y donde el acento no está en la lucha por imponer la voluntad de unos sobre otros, sino en la negociación y los espacios de cooperación entre actores. Sin embargo, el tiempo político mexicano actual está marcado porque lo que está en disputa es algo excepcionalmente importante: la naturaleza misma del régimen. En efecto, en las próximas elecciones se juega la preservación del sistema priista -ya modificado con respecto al original, pero priista al fin- o su sustitución por otro, en principio democrático. La frustración acumulada a lo largo de decenios por aquellos que inútilmente han demandado el cambio dentro del marco legal, sólo es comparable a la ferocidad de los que se resisten a ese cambio.

La política como lucha que sólo renuncia a la violencia sistemática -la intermitente, como bien lo sabe el PRD y sus varios centenares de muertos y encarcelados, es parte del juego- se sustenta en una visión del oponente no como un rival que en otra circunstancia puede ser un aliado, sino como un enemigo irreconciliable al que hay que combatir por todos los medios disponibles. Esta desafortunada visión pareciera ser la que hoy domina y se agudiza en México conforme nos acercamos al encuentro con las urnas. La política como un tipo de guerra, permite entender mejor las estrategias y tácticas que están usando actualmente los actores centrales del proceso, sobre todo ése que tiene mucho que perder y nada que ganar si se da la alternancia de partidos en el poder: el PRI.

La política como guerra civil

El surgimiento del PRI, en 1929, tuvo lugar tres meses antes de que concluyera la guerra cristera, la última gran confrontación y exclusión violenta de actores políticos en la etapa formativa del régimen nacido de la Revolución Mexicana. En efecto, en marzo de 1929 aún continuaba una guerra civil en el centro de México que causó destrucción masiva, forzó la migración de medio millón de campesinos y reclamó la vida de 60 mil soldados federales (incluyendo 12 generales y 70 coroneles) y 40 mil insurgentes más un número indeterminado de bajas civiles...

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