Carlos Alberto Montaner/ Cuba: responsabilidad de América Latina

AutorCarlos Alberto Montaner*

Dos veces el Gobierno uruguayo se la ha jugado de frente a los demócratas cubanos: en los 60, bajo la presidencia de Washington Beltrán, y ahora durante el gobierno de Jorge Batlle. En la época primera, Beltrán, asqueado por la ola de fusilamientos que ensangrentaba a Cuba, envió un simple comunicado: "Si se produce otro de estos crímenes, Uruguay rompe relaciones con La Habana". Y cumplió su palabra. El Gobierno cubano siguió matando y Uruguay cortó sus vínculos con La Habana.

Ahora, como entonces, se trata de la violación de los Derechos Humanos en la Isla, asunto que debía ser ventilado en Ginebra ante la comisión de la ONU que investiga las denuncias, pero no resultaba sencillo que un país tomara la iniciativa, puesto que el Gobierno cubano inmediatamente desata campañas de insultos y se alía con sus cómplices locales -esos estalinistas irredentos que hay en todas partes- para intentar desestabilizar a quien se atreva a desafiar al viejo dictador cubano.

Durante los últimos tres años los checos, muy gallardamente y con éxito, habían encabezado el empeño, pero la Cancillería de Praga, sin grandes recursos para moverse por el mundo, ya mostraba síntomas de fatiga, y esperaba que las democracias latinoamericanas asumieran el liderazgo en un tema que, al fin y al cabo, pertenecía a este ámbito cultural y político y no al de Europa central. Bastante ya habían hecho los checos. Hacía falta un reemplazo.

Ahí fue cuando Uruguay dio un paso al frente. Y no porque se lo hubiera pedido el Departamento de Estado estadounidense, como falsamente afirma la dictadura cubana, sino porque el presidente Jorge Batlle es un demócrata consecuente, capaz de articular y defender con elocuencia una secuencia de preguntas y argumentos irrebatibles: "¿Pertenece o no Uruguay a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU? ¿Queremos o no un continente latinoamericano en el que se respeten los derechos humanos? ¿Pertenece Cuba a la ONU y está obligada a cumplir los tratados que firma? ¿Hay o no denuncias e indicios de que en Cuba se violan esos derechos? ¿Por qué no pedir, entonces, que un relator de Naciones Unidas visite la Isla y compruebe la veracidad o la falsedad de lo que alegan las presuntas víctimas?" Afortunadamente, en el pasado, los Gobiernos de los Presidentes Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti -uno "blanco" y el otro "colorado"- cuando tuvieron que manifestarse sobre el tema también votaron a favor de los demócratas cubanos. Batlle, sin...

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