Alfonso Elizondo / Ciudadano global

AutorAlfonso Elizondo

El fracaso de la política mundial actual es tan sólo la expresión más visible de la inviabilidad del orden mundial existente. Y en el mismo grado de la política global ha fracasado la regulación de la economía, del comercio y de las finanzas, con sus secuelas desastrosas en el desarrollo de las economías, en la distribución global del ingreso y en el equilibrio ecológico del planeta. Al mismo tiempo se han ido constriñendo los derechos civiles de los ciudadanos y los presupuestos del gasto social en todas las naciones.

Aunque resulta muy difícil determinar con precisión cuáles han sido los factores más importantes en este desequilibrio que se ha acentuado después de la terminación de la Guerra Fría, los principales indicadores de la economía mundial en el siglo XX expresan que hubo muchos cambios drásticos en la forma de generar riqueza en la sociedad que podrían ayudar a explicar la crisis global actual.

Durante la primera mitad del siglo XX, la contribución a la economía de los sectores industrial y agrícola en los países desarrollados era alrededor del 70 por ciento del total, mientras que en la segunda mitad del siglo ambos sectores se fueron contrayendo hasta representar menos del 25 por ciento del PIB. Al mismo tiempo, el sector de servicios alcanzaba en algunos casos cifras superiores al 75 por ciento del ingreso total. Además de esta recomposición del PIB mundial y de la decadencia natural de la sociedad industrial, la crisis estructural de la economía se potencializó por la baja proporción de mano de obra que utiliza el sector de servicios, más la alta tecnificación y automatización de los procesos industriales y agrícolas que se tradujeron en una disminución dramática del empleo.

Al haber millones de trabajadores desempleados y subempleados, además de un considerable recorte en los presupuestos para el gasto social de las naciones desarrolladas o de economías emergentes, la demanda de productos y de servicios ha disminuido notoriamente y la sociedad en su conjunto ha alcanzado un momento crítico sin precedentes, sin que las naciones líderes hayan sido capaces de desarrollar una estrategia adecuada para controlarla.

A falta de ideas en los políticos, el profesor de Harvard Samuel P. Huntington publicó en 1992 su libro El choque de civilizaciones, en donde imaginaba la reaparición de un nuevo enemigo de Occidente (el Islam) en un momento tan oportuno que ninguno de los políticos de Washington y de los intelectuales oficiales fueron...

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