Aliancistas a prueba

AutorErnesto Núñez

Pluralismo con eficacia gubernamental, reconciliación social, reformas de gran calado, transparencia y fin de los privilegios, combate a la impunidad sin revanchismos, novedosas formas de participación social, desarrollo económico y social, rendición de cuentas, legalidad... Tal era la oferta de Gabino Cué, Rafael Moreno Valle y Mario López Valdez en julio de 2010, unos cuantos días después de haber ganado las elecciones en Oaxaca, Puebla y Sinaloa.

El cumplimiento de esos compromisos será juzgado hoy en las urnas en esas tres entidades.

El 14 de julio de 2010 los gobernadores electos se presentaron ante los medios, en un hotel del Distrito Federal, para firmar un documento titulado "Por un pluralismo eficaz, transparente y justo", en el que también estamparon sus firmas los entonces dirigentes César Nava y Jesús Ortega, como una muestra de que las dirigencias nacionales del PAN y el PRD respaldarían políticamente a los mandatarios emanados de sus alianzas.

Iniciados los tres en el PRI, Cué, Moreno Valle y Malova acababan de lograr lo que parecía una hazaña: derrotar regímenes priistas de 81 años en estados donde los gobiernos de Ulises Ruiz, Mario Marín y Jesús Aguilar Padilla eran considerados ejemplos de los cacicazgos autoritarios locales que sobrevivieron a la alternancia política.

"En Oaxaca, Puebla y Sinaloa se ha iniciado un proceso de transición. No se trata de una entrega administrativa, sino de la oportunidad para enriquecer nuestras propuestas con la participación de los más prestigiados especialistas y de una representación amplia de la sociedad", señalaban en el penúltimo de los 12 puntos de su manifiesto.

Respaldados por más del 50 por ciento de los votantes en los tres casos; con presidentes municipales afines en sus respectivas capitales, y con Congresos donde los partidos coaligados formaban al menos la primera minoría, los aliancistas hicieron un compromiso social con el combate a la pobreza: "habremos de innovar en la política social, porque de su éxito dependerá finalmente el éxito de nuestros gobiernos".

Anunciaron, finalmente, que preservarían la vitalidad de las alianzas, promoviendo que éstas se tradujeran en coaliciones legislativas para hacer reformas profundas.

Tres años después, el experimento aliancista está en decadencia. Los gobiernos han sido rebasados por la problemática local; fallaron los equipos de arranque de administración y son notables los cambios en los gabinetes estatales; las alianzas partidistas...

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