Amigo imaginario, sólo por un rato

AutorTania Romero

Muchos papás temen que, si su hijo tiene un amigo imaginario, eso represente un problema psicoemocional. Sin embargo, a decir de la psicóloga Adriana Carrillo, es algo común, sobre todo entre los 3 y 5 años, aunque puede extenderse a los 7 u 8 años; siempre y cuando sea un proceso temporal.

"Lo ideal es que sea por poco tiempo, quizá porque no tiene relaciones con otros, tal vez está solito en casa o sólo habla con adultos", señala la especialista.

Para la coordinadora del área formativa de primaria del Colegio Merici, en Cuajimalpa, quienes viven este proceso tienden a ser creativos, a desarrollar actividades artísticas e, incluso, a ser amorosos.

"El niño debe tener una herramienta para crear habilidades lingüísticas con sus iguales, en ese aspecto el amigo imaginario es una herramienta muy útil.

"El caso es que cuando entren a preescolar puedan empezar a hacer símiles con niños reales".

Por lo anterior, es aconsejable que los padres jueguen con sus hijos y les busquen actividades de interacción con otros. Así, el pequeño encontrará una nueva alternativa de juego, de proyección, de moldear actitudes, de crear destrezas y habilidades con una persona que realmente puede ver y oír.

De igual manera, es normal que el pequeño tenga uno o varios compañeros inventados, dependiendo de sus gustos, deseos, habilidades o temores.

"Es muy parecido a los amigos que tenemos de carne de hueso: con quien nos sentimos cómodos, estamos más tiempo", menciona.

FOCOS ROJOS

La especialista advierte que es importante acudir con un psicólogo infantil si el amigo imaginario se presenta por un periodo largo de tiempo, después de los ocho años, mientras se está en la escuela o el contacto con el personaje se torna raro (por ejemplo, el infante dice que le pega o le hace cosas extrañas).

"Sobre todo, cuando se convierte en un escape de la realidad, cuando no se tienen suficientes relaciones sociales fortalecidas, no se busca tener interacción entre iguales y el niño se encierra en esa relación".

Al ir a terapia es recomendable que los papás también reciban apoyo, porque el problema puede ser causado por la falta de relaciones sociales afectivas en casa.

Además, la especialista les aconseja a los padres que no se angustien si su hijo va a terapia. Si caen en un estado de alerta excesiva, eso se proyectaría en el infante creando un círculo negativo: el pequeño empieza a ocultar su amistad con el niño imaginario y, si los...

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