Ana Frank: Diario de una mujer, niña y ángel

AutorGuadalupe Loaeza

Busco la región crucial del alma en donde el Mal absoluto se opone a la fraternidad.

André Malraux

Si Ana Frank viviera, este año cumpliría 75 años. De haber sobrevivido, ¿quién sería Ana Frank?, ¿se hubiera casado?, ¿tendría hijos?, ¿sería una escritora conocida? "Mi mayor deseo es llegar a ser periodista y, más tarde, una escritora famosa. En cualquier caso, cuando acabe la guerra quisiera publicar un libro titulado: La casa de atrás... Mi diario podría servir de base... Quiero seguir viviendo, aún después de mi muerte. Por eso le agradezco a Dios que me dio la posibilidad de escribir para así poder expresar todo lo que me sucede. Escribiendo, me deshago de todo, mi tristeza desaparece y mi valor renace", escribiría la joven Ana, de 13 años, en 1942. Ambos deseos se le cumplieron. Ana es una escritora sumamente conocida en todo el mundo y sigue viviendo aún después de su muerte. La pequeña adolescente judía de Amsterdam, inteligente, intensa, con rachas de melancolía, ingeniosa e insegura, logró, gracias a su Diario, permanecer para la eternidad en la edad en que una niña ha dejado de ser niña, aunque no ha llegado aún a ser mujer.

El Diario de Ana Frank es un libro demasiado tierno e íntimo para ser designado como un clásico y, sin embargo, no merece otra clasificación. Ana logró comunicar en una forma perfecta o, podría decirse clásica, el drama de la pubertad. Sufriendo inquietudes, sintiéndose incomprendida, en busca de una identidad, en rebeldía constante con su madre y viviendo la experiencia de su primer amor. Pero su libro no es una lectura clásica que deba de conservarse en el librero. Es una historia vigente que debe leerse una y otra vez. El Diario es un clásico, también a otro nivel. En los dos años durante los cuales ocurren los cambios más extraordinarios en la vida de una jovencita, Ana vivió bajo circunstancias realmente asombrosas y poco comunes, escondida con siete personas más en un nido secreto de habitaciones, en la parte trasera del negocio de su padre, en Amsterdam.

De tal suerte que el Diario relata la vivencia de un grupo de judíos esperando, llenos de temor, angustia y desconfianza, a que de un momento a otro irrumpieran los Nazis y los tomaran prisioneros para deportarlos a los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau y Sobibor en la Polonia ocupada. "'¡Chis, Papá! ¡Silencio, Otto! ¡Son las ocho y media! ¡Vente ya, que no puedes dejar correr el agua! ¡No hagas ruido al andar!', así son las distintas exclamaciones dirigidas a papá en el cuarto de baño. A las ocho y media en punto tiene que estar de vuelta en la habitación. Ni una gota de agua, no usar el retrete, no andar, silencio absoluto".

No encontramos en el Diario ni un escabroso relato de la vida en un ghetto, ni descripciones dolorosas de los horrores y atrocidades infligidas a las víctimas. La realidad puede, sorpresivamente, resultar muy diferente a la realidad inventada, y el libro de Ana burbujea y desborda con diversión, amor y descubrimientos. "Hasta ahora casi lo único que he escrito en mi libro han sido pensamientos, y no he tenido ocasión de escribir historias divertidas para poder leérselas a alguien más tarde. Pero a partir de ahora intentaré no ser sentimental, o serlo menos, y atenerme...

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