Arquitectura erotizada

AutorJesús Pacheco

Una noche, la filósofa Beatriz Preciado veía la televisión cuando se topó en la pantalla a Hugh Hefner hablando sobre la importancia de la arquitectura en el imperio que había creado en 1953.

Al día siguiente, Preciado ya estaba iniciando una investigación que se convertiría primero en un trabajo doctoral en Teoría de la Arquitectura para la Universidad de Princeton, y luego en Pornotopía. Arquitectura y sexualidad en Playboy durante la Guerra Fría, el libro que resultó finalista del Premio Anagrama de Ensayo.

"Playboy acabó siendo un laboratorio crítico para explorar la emergencia de un nuevo discurso sobre el género, la sexualidad, la pornografía, la domesticidad y el espacio público durante la Guerra Fría", sostiene.

Preciado, quien hoy enseña historia política del cuerpo y teoría queer en el Programa de Estudios Independientes del Museu d'Art Contemporani de Barcelona y en la Universidad París VIII, sostiene que Playboy le permitió poner a prueba, fuera de consideraciones morales o legales, una definición arquitectónico-mediática de pornografía como un mecanismo capaz de diseccionar tanto la producción pública de lo privado como la espectacularización de la domesticidad.

Pero, ¿en qué consiste una "pornotopía"? La misma Preciado lo explica en entrevista.

"Una pornotopía es la espacialización de una utopía (o de una distopía) sexual, su materialización efectiva".

Describe la pornotopía como un lugar de excepción, un islote biopolítico en el que de algún modo se suspenden las leyes de género y sexuales.

"En esos espacios alterados imperan otros códigos", dice, "se producen otros afectos, se apela a otras técnicas de producción de placer".

"Son pornotópicos los burdeles, los barrios chinos y los barrios gays, los peepshows, las mazmorras sadomasoquistas, los locales de intercambio de parejas, las hotlines, los portales porno de Internet... Incluso los conventos son pornotopías invertidas, enclaves distópicos en los que la norma es la des-sexualización del cuerpo".

Explicas que lo que caracteriza a la pornotopía es su capacidad de establecer relaciones singulares entre espacio, sexualidad, placer y tecnología, alterando las convenciones sexuales o de género y produciendo la subjetividad sexual como un derivado de sus operaciones espaciales. Suena muy similar al postporno...

Lo que resulta interesante es que las pornotopías funcionan como escenarios para la teatralización de la identidad de género y sexual. No hay una diferencia sustancial...

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