Empresa/ Azúcar amarga

AutorAlberto Barranco Chavarría

De hecho, la mayoría de los recursos que saldrían de las enmohecidas ventanillas de la intermediaria en liquidación, cuya única tarea desde hace años es intentar recuperar de lo perdido lo que aparezca, apenas alcanzaría para pagarle a los cañeros la zafra correspondiente al ciclo anterior.

De acuerdo al Decreto Cañero expedido hace tres años, le corresponde a los trabajadores el 57 por ciento del total de la producción de los ingenios.

El problema es que el cálculo, de acuerdo al monto de la espectacular cosecha obtenida, cuyo nivel superó con 800 mil toneladas el requerimiento interno, habla de una participación de 140 pesos por saco de 50 kilos del dulce...

...Cuyo precio, al fragor justo del exceso de oferta, se cayó de 240 a 180 pesos.

Dicho con todas las letras, el margen con que cuentan los industriales para operar, es decir pagar salarios a los operadores; cubrir costos de transporte y atender el servicio de la colosal deuda que se arrastra desde la compra de los ingenios, se ubica en sólo 40 pesos.

Y el problema, más allá, es que no hay certeza aún de estabilizar el precio del dulce, dado que hasta el momento sólo se ha comprometido la exportación obligatoria, que en el papel obliga a todas las firmas productoras en la mesa a cubrir una cuota, de 300 mil toneladas, es decir menos de la mitad del excedente.

Se diría que pese a los acuerdos entre los industriales para evitar mayor deterioro en el precio, el endulzante prácticamente se coloca a costo de remate entre los compradores al mayoreo.

Y aunque existe la promesa de la Secretaría de Comercio de cerrar las posibilidades de importación de alta fructuosa derivada de jarabe de maíz al nivel alcanzado hasta hoy de 400 mil toneladas, lo cierto es que el monto equivale a la producción de ocho ingenios.

Y aunque, desde otro ángulo, hace dos semanas la Secretaría de Comercio expidió un decreto vía el cual se abre la posibilidad de considerar como exportado el monto de azúcar que deje de producirse, no hay aún un programa formal para ubicar los productos que se sembrarían en las tierras que dejaran de cultivarse con caña de azúcar.

Más aún, tampoco hay certeza de que los cañeros estén dispuestos a participar en el trueque.

Lo cierto es que la magnitud del problema explica la magnitud de la medida asumida por el Grupo Azucarero Mexicano, cuya salida frente al laberinto de la suspensión de pagos que avaló un Juez de lo concursal, es literalmente comprometer sus excedentes de operación en...

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