Roger Bartra / Marginales reales e imaginarios

AutorRoger Bartra

La irrupción de movimientos marginales pero provocadores contra las reformas que ha propuesto el Pacto por México se ha vuelto un fenómeno endémico. ¿Están erosionando la legitimidad del gobierno?

La legitimidad en los países democráticos no depende totalmente del funcionamiento del sistema electoral y de los mecanismos de representación. Se requiere además de un tipo de estructuras simbólicas y culturales que he bautizado como redes imaginarias del poder político. Esto implica la puesta en escena, en los medios masivos de comunicación, de una lucha imaginaria entre la masa de personas que suele calificarse como una "mayoría silenciosa" contra grupos marginales muy diversos, desde terroristas y guerrilleros hasta locos y desplazados. Se trata de un escenario donde los combates teatrales, que son una continuación imaginaria de luchas reales, producen en una gran parte de la población un impulso por apoyar el establishment y al gobierno. Desarrollé esta idea en mi libro Las redes imaginarias del poder político. El manuscrito de este libro fue motivo de una mesa redonda en 1980 en la que se discutió con vehemencia el problema. Quiero rescatar algunos aspectos de aquella discusión en la que participaron Carlos Monsiváis, Octavio Paz y Luis Villoro, pues me parecen oportunos hoy en día. Las intervenciones de los dos últimos han sido publicadas, pero el texto que leyó Monsiváis quedó inédito. Quiero aquí citarlo, a partir de una grabación, como una muestra de las polémicas de aquella época y como un reconocimiento al amigo que ya no está entre nosotros. La discusión ocurrió en la UNAM el 23 de julio de 1980.

Monsiváis aceptó que las redes imaginarias funcionaban en los países desarrollados, pero rechazó que reflejaran la situación de América Latina: "en América Latina -dijo- la imagen dominante del poder y del Estado sigue centrada, con la simplificación inevitable, en la lucha de clases, en la explotación y represión de campesinos, obreros y desempleados". Para Monsiváis, en México y en el resto de América Latina, la política seguía sumergida en el mundo tradicional de la confrontación clasista. Allí "la burguesía no se define a sí misma, ni crea su mundo a partir de la definición de minorías marginales, de seres anormales y de desviaciones, como dice Bartra". Además, a Monsiváis no le gustó la idea de agrupar a todos los marginales en el teatro imaginario de la lucha. Le parecía que ello borraba del panorama las luchas de los marginales reales...

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