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En boca cerrada / Echando barbas a remojar

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Vincent
AutorClaudia de Icaza

Si usted no ha visto el programa Autopsias de Hollywood, todavía está a tiempo de sintonizar Discovery Channel, el viernes a las 23:00 horas.

La serie de nueve episodios está dedicada a analizar las circunstancias que rodearon la muerte de celebridades como Michael Jackson, Whitney Houston y Elvis Presley, por mencionar algunos.

Pero no solo ofrece al teleespectador un repaso minucioso de lo que en su momento arrojó el dictamen forense sobre el deceso de estos famosos; también aporta datos de lo que venían haciendo contra su salud, acelerando así lo inevitable: ¡terminar con su vida!

A cargo de este impactante planteamiento está el reconocido patólogo forense Richard Shepherd, quien con pruebas médicas en mano, da cuenta del deplorable estado físico en el que se encontraban algunos de ellos.

Michael Jackson, el primero en la lista, ya presentaba graves complicaciones en su organismo derivadas de las múltiples cirugías plásticas a las que se sometió, además del daño ocasionado por tomar cualquier tipo de medicamento para su artritis, el agradamiento de próstata y la inflamación crónica de sus pulmones.

En su torrente sanguíneo, además de los sedimentos del Propofol que Conrad Murray le suministraba al cantante en cantidades industriales para ayudarlo a vencer el insomnio que padecía, hallaron restos de sedantes, así como de efedrina (estimulante de reanimación de uso común).

Es decir, una bomba de sustancias letales que, en su conjunto, hicieron colapsar su debilitado cuerpo.

Autopsias de Hollywood no solo viene a satisfacer el morbo o la curiosidad de la gente. Su función principal (así lo veo yo) es alertar a quienes sufren alguna adicción y no están haciendo nada al respecto.

En específico, personajes del medio artístico que a punto están de tener el mismo final, si es que no echan pronto sus barbas a remojar.

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