Carlos Elizondo Mayer-Serra / La república informal

AutorCarlos Elizondo Mayer-Serra

La economía informal no podría existir sin una república informal. No es simplemente la falta de empleo formal lo que empuja a la gente al ambulantaje, sino la existencia de dos mundos, uno que paga impuestos y sufre pesadas regulaciones y otro que paga cuotas a sus líderes para no vivir dentro de la ley. El crecimiento de los informales es muchas veces a costa de los formales, quienes no pueden competir con quienes no pagan a veces ni la mercancía que venden.

Todo miembro de la economía informal es una suerte de ciudadano de una república paralela en la que paga sus impuestos, las cuotas a los líderes. Ésta es a cambio de que los líderes negocien la protección de la autoridad para poder así ocupar terrenos que no son propios o la calle para vender, u operar sin las regulaciones de salud, protección laboral, o de transporte, por citar unos cuantos ejemplos. En un extremo violento de la república informal se encuentran las actividades delictivas, desde el narcotráfico a la prostitución, que requieren también de pactos con ciertos segmentos de la autoridad.

El pago que hacen va más allá del dinero, que puede ser mucho. Los ciudadanos de la república informal participan además en marchas y plantones. En ocasiones lo hacen por razones propias, como la defensa de algún espacio de impunidad frente a un nuevo gobierno que pretende aplicar la ley. En otras, son parte del arreglo con las autoridades formales que requieren de su apoyo para sostenerse en el poder, por lo cual son muy útiles en tiempos de elecciones.

El PRI basó su poder y capacidad de gobierno en la incorporación de todo tipo de organizaciones, formales e informales. El costo fiscal de sostener este estilo de gobierno explica en buena medida las crisis económicas de 1976 en adelante. Sin embargo, en el partido de la revolución institucionalizada, el peso de las organizaciones formales fue siempre mayor al de las informales. Coexistían las dos repúblicas, pero la informal era más pequeña y claramente subordinada a la formal.

El PRD, una vez en los gobiernos locales, heredó esa lógica corporativa. Pero la mayoría de los sindicatos siguen estando con el PRI, o se han movido a un partido propio, como los maestros. Hay excepciones, como el SME, el sindicato de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, quienes son aliados del PRD y apoyan a los informales a través de conexiones ilegales de luz, sin importar el costo para la empresa que es su fuente de trabajo. Es lo de menos si ésta...

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