Carlos Ornelas/ Rendición de cuentas en educación

AutorCarlos Ornelas*

Aunque los planes del gobierno se enmarcan dentro de un esquema mayor de propaganda, también proveen instrumentos para definir propósitos y metas, así como guías para ejecutar políticas.

El Programa Nacional de Educación: 2001-2006 reúne esos atributos y adelanta que este gobierno hará de la rendición de cuentas una virtud. "Lo que implica por lo menos dos compromisos precisos: en primer lugar, el que se refiere a la difusión de resultados de las evaluaciones que se hagan en el Sistema Educativo Nacional; en segundo lugar, el compromiso de que las autoridades educativas informen a la sociedad" (p. 79).

El 28 de septiembre pasado se dio a conocer oficialmente el Programa en una ceremonia lucidora; hasta se tomó la protesta al Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CNAE), al parecer sin que tenga una base legal.

El 15 de octubre, REFORMA dio a conocer los resultados del Tercer Examen Internacional en Matemáticas y Ciencias (TIMSS, por sus iniciales en inglés), que habían permanecido encerrados por varios años en alguna oficina de la SEP. Debido a lo contundente de la información (cuatro últimos y dos penúltimos lugares entre los países participantes), la nota generó más debate que el Programa, pero lo refuerza.

La Estructura y los Propósitos

El Programa se configura a partir de tres ejes o propósitos principales: equidad en la prestación del servicio, como un acto de justicia distributiva; buena calidad de la educación, y reforma de la gestión (se refiere a administrar no a gestar) del sistema educativo.

A partir de esos tres ejes se construye un discurso lógico, cuya coherencia sólo rompe el Anexo de la subsecretaría de Servicios Educativos para el Distrito Federal.

A esos grandes fines se le añaden otros propósitos, como contribuir a la cohesión social, agrandar las posibilidades de que México entre de lleno a la sociedad del conocimiento, responsabilidad pública sobre el sistema, uso intenso de las telecomunicaciones y la informática, y otros más.

El Programa incluye una visión utópica de lo que será la educación mexicana en el 2025: armónica, equitativa e incluyente, de buena calidad, formativa, con una administración eficiente, financiamiento adecuado y abierta a la sociedad. Educación "que constituirá el eje fundamental del desarrollo cultural, científico, tecnológico, económico y social de México" (p. 71).

Además, el Programa supone que habrá innovaciones pedagógicas, que todos los actores -maestros y estudiantes principalmente- cumplirán con su deber, y que el sistema acogerá varias formas de participación social y de rendición de cuentas.

Esta utopía no contempla las disputas entre la burocracia y el poderoso sindicato de los maestros, el SNTE; de hecho, no vislumbra ningún tipo de conflicto.

Una Sociedad Perfecta

En el plano de lo factible, el Programa avanza en la concepción de...

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