Un cirujano a todo pulmón

AutorAntonio Bertrán

Una tarde de invierno de hace 26 años, el doctor Patricio Santillán fue al Centro Médico Nacional con una misión que haría historia. Sin demora, entró al quirófano junto con Xavier Palacios-Macedo y, mientras su colega "procuraba" o extraía el corazón de un donador diagnosticado con muerte cerebral, él hacía lo propio con el pulmón, que sería trasplantado por primera vez en México.

Los cirujanos debían trabajar de manera coordinada a cuatro manos porque cada uno necesitaba un "pedacito" de las terminales anatómicas que conectan ambos órganos, para así poder unirlos en sendos pacientes que los esperaban para seguir viviendo.

Era las cinco de la tarde del martes 24 de enero de 1989. Los especialistas de tórax operaban con celeridad y precisión porque otros médicos aguardaban para entrar a procurar los dos riñones y el hígado. La intervención también fue histórica porque se trató de la primera procuración multiorgánica que se hacía en el País.

El donador era un joven residente de medicina del propio Centro Médico Nacional del IMSS, a quien unos meses antes le habían diagnosticado un gran tumor en una parte inoperable del cerebro. El tratamiento que le aplicaron no dio resultados y, consciente del fin que le esperaba, el médico dispuso que sus órganos le salvaran la vida a otros.

Sentado en su cómodo sillón de la Dirección Médica del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), el doctor Santillán asegura que no recuerda el nombre del donador, y aunque lo recordara no podría revelarlo dados los principios de secrecía que exigen estos casos. Ni siquiera como homenaje a su generosidad y visión de trascendencia (para algunos, la donación de órganos es una metáfora de la resurrección).

El que sí recuerda y dice con satisfacción es el de Andrés, el enfermo al que le realizó en colaboración con el doctor Jaime Villalba, el primer trasplante de pulmón con el órgano que procuró aquella tarde invernal.

Andrés padecía fibrosis pulmonar y vivía en el INER porque dependía de un tanque de oxígeno cuyo costo no podría costear en su domicilio.

"Al arrancar con el programa clínico y buscar a los posibles candidatos pensamos que había que empezar con un trasplante unipulmonar", explica Santillán.

"El paciente ideal, de acuerdo a la experiencia del Hospital General de la Universidad de Toronto (que había realizado el primer trasplante exitoso en noviembre de 1983), era uno que tuviera fibrosis pulmonar, una situación terminal en la que el pulmón está como cicatrizado; es el equivalente a la cirrosis en el hígado".

Después de procurar el pulmón, el órgano fue perfundido (inyectado) con una solución fría para bajarle la temperatura y disminuirle el metabolismo y se metió en una hielera. El doctor Santillán avisó del éxito de su misión por teléfono fijo -no había celulares- al doctor Villalba, quien se había quedado en el INER para preparar al paciente receptor, y en compañía de su colega Rogelio Jasso abordó una ambulancia para trasladarse a Tlalpan.

El corazón procurado se quedó en el Centro Médico Nacional. "El doctor...

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