La Ciudad y el Crimen / Ilegales y mentirosos

AutorRafael Ruiz Harrell

Además de dar cifras falsas, la SSP del DF está empeñada en llevar al cabo operativos e imponer sanciones que violan las garantías constitucionales.

Pues ni modo: acabamos el año con la pena renovada de que el ingeniero electricista que AMLO dejó al frente de la Secretaría de Seguridad Pública de la ciudad -me refiero a Joel Ortega-, no da el ancho y cada vez resulta más evidente la necesidad de cambiarlo. El problema no se reduce a que no sepa -desde que llegó está volando a ciegas-, sino a que además no entiende, cree que las buenas intenciones superan a la ley y que las cifras sobre los resultados pueden multiplicarse o reducirse según les convenga a las autoridades.

ORÍGENES

Una noche de mediados del 2003, un conductor que traía algunas copas de más atropelló a un policía que estaba junto a un auto descompuesto en la calzada de Tlalpan. El vehículo no tenía luces y el policía, por fortuna, no recibió lesiones mortales, pero Marcelo Ebrard puso el grito en el cielo y dizque en defensa de sus hombres, logró que el jefe de gobierno enviara una iniciativa de reforma a la Asamblea Legislativa. Además de subir las penas para el homicidio culposo, accidental, cuando resultara de un accidente de tránsito en que el conductor estuviera ebrio, se modificó el Reglamento de Tránsito para imponer como pena inconmutable un arresto hasta por 36 horas a quien fuera descubierto conduciendo un auto con un aliento que registrara más de 100 mg. de alcohol. A partir de septiembre de ese año y aunque violara el artículo 16 constitucional, se instalaron los retenes de sobriedad que los fines de semana aplican el alcoholímetro y, así contraríe el 21 de la Ley Fundamental, se impuso el arresto forzado en un cuchitril insalubre. La posibilidad de pagar multa quedaba cancelada por capricho de Ebrard.

RESULTADOS

Como a ojos de los purísimos agentes del orden quien se toma una copa es moralmente condenable, los de la SSP se dedicaron jubilosos a parar autos y a exigirle a todo el que les resultara antipático que soplara en un tubito para saber si podían arrestarlo o no. Cumplían -y siguen cumpliendo la tarea- con la superioridad moral de quien está salvando vidas: ¿quién puede dudar que la mayoría de los accidentes de tránsito mortales son consecuencia de que un conductor bebió de más?

Hace unas semanas el coordinador del programa, Norberto Nava, reveló los extraordinarios resultados obtenidos: el número de personas muertas en accidentes de tránsito causados por el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR