Colaborador Invitado / Impuestos y clase media

AutorColaborador Invitado

Miguel González Ibarra

Director del Centro de Estudios Financieros y de las Finanzas Públicas de la UNAM.

En la discusión teórica sobre el nivel óptimo de los impuestos, para que no causen distorsiones y al mismo tiempo sean equitativos, siempre existe un grupo de contribuyentes y consumidores que sale perdiendo respecto de otros agentes económicos. El tema tributario se debe ver conjuntamente con el efecto redistributivo que puede tener el gasto público, que en muchos casos agrava las distorsiones, ya sea que afecten a la producción o al consumo.

La clase media (integrada por causantes cautivos que no tienen la posibilidad de disminuir sus ingresos sujetos al cobro de impuestos, ni de trasladar el impuesto, ni tampoco tienen flexibilidad para aumentar sus percepciones) es la que se ve más afectada con las distorsiones que causa un sistema tributario poco eficiente.

En México, los efectos que el sistema tributario federal y local tienen sobre los agentes económicos, dada su complejidad, así como las crecientes actividades que se llevan a cabo en la economía informal, generan que sea la clase media que recibe ingresos fijos superiores a 9 mil pesos mensuales la que cargue con el mayor "peso muerto", como definen los especialistas las desventajas que significan los impuestos. La situación se agrava si se toma en cuenta el destino del gasto, que tiende a provocar una redistribución mediante los programas sociales de corte asistencial, en lugar de incentivar la producción, el ahorro y la generación de empleos.

La desigual distribución del ingreso, así como la estructura del gasto de las familias, origina que exista una falta de equidad en el reparto de la carga fiscal, sobre todo en los causantes cautivos. Por una parte, las clases medias con ingresos fijos se ubican en los rangos mayores de causación de impuesto, lo que permite que exista una progresividad y que se cumpla el principio de quien más gana pague más.

Sin embargo, por el lado de los gravámenes al consumo se presenta una situación regresiva: aunque las familias de ingresos mayores dedican una menor proporción de su ingreso a su gasto corriente, los artículos que adquieren están sujetos al pago del impuesto al valor agregado y a los especiales que gravan la producción. En contraparte, las familias de menores ingresos, además de que gastan más de lo que perciben como sueldos y salarios gracias a las transferencias de los programas sociales, adquieren sus productos en mayor medida en...

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