Colaborador Invitado / UE y México en una ‘nueva frontera’

AutorColaborador Invitado

Daniel Parfait

"Citius, Altius, Fortius” (más lejos, más alto, más fuerte). En este año de olimpiadas, este lema, tradicionalmente atribuido a los juegos olímpicos, se acomoda perfectamente a las relaciones entre la Unión Europea (UE) y México. En efecto, cuando ustedes estén leyendo estas líneas, el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores de la UE habrá adoptado conclusiones que anuncian la instauración de una Asociación Estratégica con México. Separados por un océano pero unidos por la historia, reconciliados por la política y por compartir valores humanistas comunes y animados por una voluntad de profundizar sus relaciones, la UE y México comienzan juntos una nueva etapa.

Esta nueva etapa constituye en primer lugar, para la UE, el símbolo de un reconocimiento de este gran país que es México. Desde 1960, cuando se iniciaron nuestras relaciones de cooperación bilaterales, México se fue imponiendo progresivamente como un socio indispensable. Esta relación de confianza y de cooperación se manifestó por cierto en la realidad económica. La UE se ha convertido hoy en día en el segundo socio comercial de México y su importancia aumenta de manera exponencial con exportaciones al alza en un 209% e importaciones también en crecimiento del orden de 157% desde el año 2000. México, socio económico primordial, constituye también para la UE una potencia política de primer orden. En efecto, México -único país latinoamericano miembro de la OCDE, verdadero puente entre las dos Américas- acentúa todavía más su singularidad internacional al convertirse en el único Estado del G5 que dispone a la vez de un Acuerdo Global de Cooperación y de una Asociación Estratégica con la UE.

En todo caso, me parece importante hacer hincapié en que esta asociación no es el fruto de la coincidencia ni de una reciente toma de conciencia europea en cuanto a la importancia cada vez mayor de México: tal como lo señalaba, con toda propiedad, el poeta ateniense Cratinos, "las palabras no construyen muros". Y para continuar con la metáfora de la construcción, esta asociación estratégica constituye, así lo considero, la clave del arco de la catedral que la UE y México han construido juntos. Esta asociación se integra así en el sentido de una larga Historia, es decir, como el punto culminante de una construcción que comenzó en 1960, cuando se erigieron sus primeros muros. Poco a poco los constructores, provenientes de México y de todos los confines de Europa, trabajaron...

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