Colombia en vilo

AutorAdriana Báez Pimiento

Las acciones perpetradas por el gobierno colombiano en territorio ecuatoriano la madrugada del pasado 1o. de marzo dejan en claro la existencia y persistencia de una situación de conflicto armado en Colombia y conducen a una necesaria reflexión sobre el futuro de la sociedad colombiana y de sus relaciones en el concierto latinoamericano.

El impacto que desató la crisis diplomática en la región a raíz de estos hechos no sólo se percibió a través de las consecuencias socioeconómicas, por la suspensión del tránsito del comercio binacional en el estado fronterizo del Táchira, donde se concentra el 70 por ciento del intercambio comercial entre Venezuela y Colombia; por la intempestiva interrupción de las relaciones diplomáticas como resultado del cierre de las embajadas de Ecuador y Venezuela en Bogotá; o por la amenaza de una guerra entre países hermanos, que registraría la historia como la antítesis del sueño bolivariano de construir la Gran Colombia; sino también, y principalmente, por la frustración de la esperanza de libertad para los secuestrados de ese país, que un mes antes empezó a vislumbrarse con la entrega de Clara Rojas, Consuelo González y cuatro secuestrados más que recientemente volvieron a sus hogares como un gesto innegable de conciliación política por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Las prácticas belicistas del gobierno colombiano en Ecuador apagaron de un solo golpe esa esperanza, resultado del trabajo de años por parte de sectores de la sociedad colombiana que se resisten a buscar la libertad de sus compatriotas por vías distintas a las del diálogo, la concertación y el consenso, como mecanismos eficaces para defender la vida y abrir caminos hacia la paz.

Siguiendo el curso de los últimos acontecimientos, puede deducirse que incluso el terreno para la recepción del impacto que podrían suscitar las acciones bélicas en Ecuador había sido preparado semanas antes, con la convocatoria nacional y mundial a una marcha contra esa organización armada, el pasado 4 de febrero, cuyo propósito principal consistió en estigmatizarla. Lo que conduce a pensar en el carácter premeditado de los hechos.

Pero si bien existe interés por parte de algunos sectores que validan acciones como las sucedidas recientemente en Ecuador, otros en cambio reconocen la necesidad de ampliar el radio de focalización de los actores responsables de la crisis. En recientes declaraciones, el lingüista norteamericano Noam Chomsky...

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