Combinan documentales música e historia

AutorEnrique Blanc

A diferencia del cine de ficción que busca crear un mundo mejor del que nos toca vivir a diario, en el que la justicia y el orden terminen siempre por triunfar, el documental surge, la mayoría de las veces, de la fascinación que tenemos por la vida y sus oscuridades, por sus personajes más enigmáticos y sus acontecimientos menos comprensibles.

En ese sentido, uno de los principales focos de interés a documentar, por parte del cine, han sido los sucesos artísticos, particularmente los musicales. El hoy tan referido Bob Dylan fue, a mitad de los 60, motivo de inspiración del cineasta D.A. Pennebaker, quien se dio a la tarea de seguirlo durante una gira por Inglaterra, la cual quedó plasmada en el invaluable Don't Look Back, material que captura en imagen el genio del más indómito e implacable de todos los dylan -ya Todd Haynes nos hizo entender que, al menos, hay seis.

Martin Scorsese, afamado por su cintas de ficción, es uno de los escasos realizadores que ha hecho patente su interés por el documental. Uno de los pioneros registrando espectáculos en vivo, en 1976 grabó el concierto de despedida del grupo canadiense The Band, celebrado en el Winterland Ball- room de San Francisco, mismo que le dio vida a la cinta The Last Waltz, cuya reciente reedición ofrece otro documental que revela el sofisticado e innovador sistema que Scorsese puso en práctica entonces para su realización. Apasionado por el género, el director de Taxi Driver ha dedicado mucho de su obra reciente al documental. Allí están No Direction Home, el fresco sobre los inicios de Dylan en la escena de la música folk de los 60; Shine a Light, sobre la carrera de los Rolling Stones; y el reciente anuncio del proyecto que pondrá en marcha para recontar la vida y obra de Bob Marley.

Diversos ejemplos

Otros cineastas que también le han invertido al género son el estadounidense Jonathan Demme, responsable del bien logrado Stop Making Sense, protagonizado por los Talking Heads, y de Heart of Gold, con Neil Young actuando en vivo; el británico Julian Temple, autor del emotivo The Filfth and The Fury, acerca del ascenso y caída de los Sex Pistols, y The Future Is Unwritten, el retrato cinematográfico del entrañable Joe Strummer; e incluso el serbio Emir Kusturica, responsable de Super 8, el largometraje que sigue los pasos de su propia banda de rock balcánico.

Pero la euforia por el documental se filtra también a ámbitos que incluso pueden pasar inadvertidos y que tienen que ver...

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