Encuesta / Conclusiones: Valoran supremacía del libro

En un año de consolidaciones en torno de los medios electrónicos de comunicación, cuando los capitalinos y capitalinas se imantan sobre todo con el torrente noticioso de la radio, se apasionan con los programas televisivos de información o se conectan con la instantaneidad del correo personal vía internet, declaran también un anhelo insólito que refleja el enlace profundo entre la realidad y el deseo: les gustaría escribir un libro.

Esto, por encima del sueño de conducir un show televisivo, o la fantasía de actuar en una película, tener un espacio radial, o escribir en un periódico o revista.

En tal aspiración se transparenta la supremacía del libro como un valor que ordena toda la cultura, donde las tradiciones y los prestigios heredados construyen el fundamento de las personas ahora y hacia el porvenir. No en balde Sigmund Freud estimaba que los sueños "se basan en gran parte en las impresiones que dejaron los acontecimientos infantiles".

Esta preponderancia de lo antiguo entrelazado con el presente se refrenda en el gusto de los capitalinos y las capitalinas por el cine mexicano de la "época de oro", aunque lleguen a consignar en su mayoría que el nuevo cine mexicano ha mejorado en los últimos años.

El papel que se le atribuye al libro como fetiche educativo, con su carga obligatoria -que aparece en los sellos editoriales que más se mencionan, de tipo escolar-, tanto como su riqueza imaginativa, revelada en la costumbre generalizada de comprar libros para atesorarlos o en el hecho de preferir las obras de temas históricos, lleva sin duda a las personas a ponderar el lugar del libro en su vida cotidiana, al grado de que dicen leer 8 libros al año (doce meses atrás, afirmaron que eran 10), mientras las cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) sitúan la lectura en México en un libro por habitante al año. Pero sea grande o pequeño, este público lee cada día más libros de superación personal.

Con todo, los encuestados están de acuerdo en que el libro se ve ya desplazado por otros medios comunicativos, a los que suelen atribuir una instrumentalidad fija: diversión, entretenimiento. Así, por ejemplo, el auge del correo electrónico privilegia las tarjetas festivas o de onomásticos, los chistes y el juego de las cadenas en torno de ofertas mercantiles o de servicios, que obligan a los usuarios a recibir gran cantidad de basura ciber-informática. La esfera audiovisual aparece como la jungla del dispendio anestésico...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR