Coordenadas / Llegó la revolución

AutorEnrique Quintana

Los negocios han cambiado. Ese es un lugar común que se repite una y otra vez. Pero ¿cómo han cambiado? Le propongo algunas respuestas interesantes.

Karl Marx tenía razón.

El autor del Manifiesto del Partido Comunista y de El Capital estaba en lo correcto.

Con esta provocadora afirmación Jonas Ridderstrale y Kjell Nordstr"m comienzan un libro que ya se ha vuelto uno de los más influyentes en los últimos años en el mundo de los negocios: "Funky Business".

La tradición marxista decía -porque ya casi está en extinción- que al final de cuentas los trabajadores deberían acabar como los propietarios de los medios de producción.

Y ya está hecho. "La revolución, parte uno, está terminada", dicen los autores.

Los desarrolladores de software en Frankfurt; los trabajadores de los astilleros de Stavanger; los creativos en las agencias de publicidad de China; los trabajadores de cuello blanco en las oficinas de Sydney; los de cuello azul en las fábricas de Los Angeles; los comerciantes de derivados financieros en Singapur. Todos usan su cerebro -y ahora sólo a veces sus músculos- para producir riqueza.

"El medio de producción esencial es pequeño, gris y pesa alrededor de 1.3 kilogramos. Es el cerebro humano", dice el texto de referencia.

Quizás Karl Marx y Federico Engels se imaginaban asambleas de obreros fabriles en las fábricas textiles de Manchester decidiendo cómo habrían de usarse las máquinas. Esa era su idea del control de los trabajadores sobre los medios de producción.

La realidad es que la revolución llegó por otro lado. El control del conocimiento y la información y sus incesantes cambios, son los que han puesto al mundo de cabeza.

La generación de valor de las grandes empresas, como por ejemplo, General Electric, por años la más admirada del mundo, ya no surge de fabricar y vender cosas.

En 1998 más de las dos terceras partes de los ingresos de este gigante provinieron de los servicios, la información y sus áreas financieras.

El conocimiento y la información se han convertido en el real campo de batalla de los países, las corporaciones y los individuos. Y la difusión de internet ha puesto ese conocimiento a disposición de más personas que nunca en toda la historia.

Si volteamos los ojos a los últimos diez años, encontramos que en el mundo de los negocios lo inusual se ha convertido en lo usual. Lo sorprendente se ha vuelto lo regular. Lo diverso es lo constante.

Si no percibimos ese cambio nos vamos a quedar fuera.

¿Hubieran imaginado acaso...

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