Cruzan sus límites

AutorGabriel Trujillo Muñoz

¿Cómo es que una región del país surge como centro de atención por sus manifestaciones artísticas, especialmente cuando el país de referencia es México, donde el centralismo prevalece y todo lo que no sea producido en la capital es obra menor, cultura provinciana o artesanías autóctonas para consumo turístico? Si vemos la historia de la cultura mexicana hemos de reconocer que ésta -en manuales, monografías o estudios- escasamente es un recuento de la cultura nacional, tal vez porque lo nacional se circunscribe a la Ciudad de México o, cuando mucho, al centro del País.

Sin embargo, los propios cambios ocurridos en los últimos 20 años han transformado la relación entre la Ciudad de México y el resto de la nación mexicana: al multiplicarse por decenas las ciudades medias y consolidarse al menos una metrópoli por estado, la situación cultural es cada vez más diversa y menos monolítica.

Una de las dinámicas más exitosa es la de la literatura que, por no necesitar de una infraestructura gravosa o complicada, se ha podido extender sin dificultad en ciudades medias o grandes. La creación literaria ha sido el ojo del huracán regional que ha logrado reforzarse gracias a la fundación de revistas, editoriales independientes o institucionales, mayor nivel cultural en las universidades, talleres literarios, mejores comunicaciones vía Internet, librerías reales o virtuales, grupos activos, etcétera. Una de las regiones pioneras en la descentralización literaria ha sido la frontera norte de México, especialmente en los estados de Nuevo León, Chihuahua, Sonora y Baja California.

Desde 1980 en adelante, la literatura de la frontera norte ha ido creciendo, sin hacer concesiones. Una literatura que ha sido representada tanto por grupos culturales como por creadores individuales. La avalancha de obras de primer nivel en poesía, ensayo, narrativa o dramaturgia, producidas por autores que han apostado, mayoritariamente, por vivir en el norte mexicano y han dado la espalda a la Ciudad de México como opción de vida, de trabajo y de inspiración, ha tenido como consecuencia un auge literario sin precedentes en el México contemporáneo.

El norte como experiencia activa y actual conlleva a reconocer que esa extensión geográfica, con 798 mil 729 kilómetros cuadrados, no es sólo el lugar donde se come machaca, cabrito o carne asada, se baila norteño, emergen los narcos, se desarrollan las películas de los Almada. No. Más allá de esa visión reduccionista y repetitiva de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR