Deploran traducción estándar

AutorJulieta Riveroll

El uso de un español neutro en las traducciones literarias no existe, y por lo tanto es una utopía, porque las variantes de esta lengua son el reflejo de culturas diferentes y a lo más que puede aspirar el traductor, si tiene conciencia de ello, es a eliminar del texto las marcas de fuerte carga regional.

María Cristina Pinto, Mónica Mansour, Mercedes Guhl y Tomás Serrano coinciden en esta postura que externaron en el 15 Encuentro Internacional de Traductores Literarios, el cual comenzó el miércoles y culminó el viernes en el Palacio de la Autonomía de la UNAM.

"El castellano neutro es un engendro absolutamente indefendible porque en un mismo país hay diferencias regionales fonéticas, de léxico, morfosintácticas y semánticas", opinó Pinto, quien preside la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes.

Guhl cuestionó las traducciones al español que en un afán de neutralidad han terminado por anular las innovaciones hechas por el autor en el escrito original, así como el humor, los juegos de palabras, y hasta las voces de los personajes de diferentes edades y estratos sociales haciendo imposible distinguir el habla de un aristócrata del de un niño de la calle.

"Se ha querido traducir a un español culto, inamovible, sin la gracia y la fluidez de los textos originales, dando la apariencia de una lengua rígida y oxidada", comentó la traductora colombiana, tras recordar cómo Ulises de James Joyce perdió en su versión en castellano toda su dimensión cómica.

Lo ideal es que cada país de América Latina tenga su propia traducción de una obra literaria pues aunque el español posee cierta unidad, como toda lengua, el uso de las palabras es totalmente diferente en cada comunidad, concordaron Pinto y...

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