Destilan pasión

AutorREFORMA - STAFF

Triunfa productora francesa de tequila en Jalisco mientras viticultor mexicano crea vinos en Francia

VINO FRANCÉS A LA MEXICANA

Jorge Nóguez es un enamorado de la cultura del vino, y está convencido que el milenario arte de producirlo no entiende de fronteras.

Nacido en la Ciudad de México 35 años atrás, llegó hace 15 a Ensenada, Baja California, donde gracias a la amistad que le unía al enólogo Hugo D'Acosta terminó aventurándose en la industria vinícola, e incluso, en el año 2005, sacó al mercado su propia marca: Moëbius.

"La cultura del vino en mi casa era muy marcada, de ahí surgió la inquietud de acercarme a ese mundo", recuerda Nóguez.

Su amor por la enología no puede separarse de una profunda unión con Francia y sus vinos. Allí, considera el mexicano, se encuentra una tierra pródiga y dadivosa sobre la que se extiende una incontable variedad de tipos de uva y de oportunidades para los sentidos. Es la nación madre de una cultura milenaria de producción vinícola.

El empresario no duda en deshacerse en elogios a la hora de describir su trabajo, que, considera, es uno de los que más satisfacción producen en el mundo.

"Es un mundo versátil, donde estás en contacto con el campo y con su gente, y es también muy interesante: te puedes mover de un lado para otro, conoces a mucha gente, visitas muchos lugares... No dejas de aprender, y eso es lo más importante. Eso, y que te guste lo que estás haciendo".

La pasión por el vino francés lo ha llevado hasta más allá del Atlántico, a la pequeña comarca de Felluns, en la nación gala. Allí, a las lomas del Pirineo, cultiva junto a 11 mexicanos más 22 hectáreas de viñedos franceses, pero con el estilo vinícola de Baja California.

La cooperativa, denominada Proyecto Tropósfera, produce de este modo un tipo de vinos que va más allá de las fronteras de nacionalidad.

"Son otras variedades de uva, otro clima, otra agua... son vinos franceses, sí, pero con una mano muy mexicana", expone Nóguez.

"La base de esto era, primero, aprender de un mundo que lleva tantos años de experiencia, y luego aprender de nosotros mismos como vinícolas pequeños, aquí en México, y establecer así una conexión más armónica", explica el empresario.

Sin embargo, Jorge sabe que todavía queda mucho camino por recorrer.

Considera que la cultura del vino acaba de comenzar a instalarse de forma definitiva en México, que ya no se trata de una moda pasajera, pero que es necesario trabajar muy duro para que esta se consolide...

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