De la dictadura al Constituyente

Resulta paradójico que una revolución que adoptó el nombre de constitucionalista y cuyo objetivo era restablecer el orden legal haya culminado en la adopción de una nueva constitución.

De ninguna manera, la celebración de una Asamblea Constituyente en 1917 fue algo previsto por los protagonistas políticos. Si bien no es posible establecer, con rigor, desde cuándo Venustiano Carranza concibió la idea de convocarla, sí es muy claro que esta extraordinaria oportunidad histórica se fue gestando como la mejor opción política no sólo para regresar al orden constitucional luego del triunfo de la revolución constitucionalista, sino para concluir la dictadura que ejerció Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y encargado del Poder Ejecutivo.

En realidad, la necesidad de un constituyente surgió del complejo desarrollo de los acontecimientos militares y políticos que tuvieron lugar en México entre marzo de 1913 y fines de 1915. Esto es, durante los casi tres años que comprendieron desde el momento en que se inició la lucha armada contra la usurpación huertista, la derrota de este régimen a mediados de 1914, hasta el triunfo del Ejército Constitucionalista sobre la División del Norte en la intensa guerra civil que libraron entre sí las facciones revolucionarias a finales del primer semestre de 1915.

Varios hechos relevantes permitieron dar sustento a la idea de que la mejor opción política para regresar al orden constitucional y pacificar al país era realizar previamente una Asamblea Nacional Constituyente para consolidar políticamente el triunfo, facilitar la pacificación del país y, sobre todo, evitar la incertidumbre y lentitud que podría darse si se seguía el procedimiento establecido para reformar la Constitución de 1857.

Primero, desde luego, el triunfo militar de los constitucionalistas.

Segundo, debe destacarse que más allá de las divisiones políticas entre los revolucionarios, en el desarrollo de la lucha armada siempre estuvo presente una cuestión: la necesidad de impulsar reformas profundas.

Y, tercero, que en este sentido -con base en las facultades extraordinarias que le otorgó el Congreso de Coahuila el 19 de febrero de 1913 y a casi cuatro años de ese momento hasta el 30 de abril de 1917, fecha en que formalmente el país entró en el nuevo orden constitucional- Carranza, como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, decretó una voluminosa obra normativa que por la vía revolucionaria transformó el marco jurídico-político del país.

En el periodo de febrero de 1913 a diciembre de 1916...

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