Diego Beas Díaz / Nuevo orden mundial: La Corte Penal Internacional

AutorDiego Beas Díaz

Hoy 1 de julio se celebra el primer aniversario del establecimiento de uno de los proyectos más importantes y esperanzadores que la voluntad política internacional ha logrado crear en los últimos años: la Corte Penal Internacional (CPI). Considerado por la mayoría de los especialistas de la rama como el evento más importante en el Derecho Internacional desde la creación de Naciones Unidas hace más de medio siglo, el nacimiento de la CPI puso fin a un ambicioso proceso iniciado desde entonces que tenía como propósito el establecimiento de un órgano jurídico capaz de enjuiciar a individuos responsables de los crímenes más graves proscritos por el Derecho Internacional. El proceso se sintetizó en el Estatuto de Roma de 1998 y culminó con la ratificación número 60 de éste y el sucesivo establecimiento de la Corte en La Haya, Holanda, el 1o. de julio de 2002. A un año de su establecimiento, en un contexto político internacional dividido, en donde Estados Unidos rechaza y se siente amenazado por todo lo que va en contra de su agenda de seguridad, el apoyo y respaldo a la CPI cobran especial importancia debido a que en un futuro cercano se puede convertir en uno de los grandes pilares que sostenga al sistema internacional.

Asignada exclusivamente a la tarea de perseguir cuatro crímenes (genocidio, crímenes en contra de la humanidad, crímenes de guerra y el todavía no tipificado crimen de agresión), la CPI es la sucesora directa de los tribunales de Nuremberg y Tokio, creados al final de la Segunda Guerra Mundial, y de los tribunales ad hoc para la ex Yugoslavia (1993) y Rwanda (1994).

El proceso de creación fue largo y difícil. Inicialmente la Asamblea General de Naciones Unidas pidió, a través de la resolución 260 del 9 de diciembre de 1948, que "se estudiara el establecimiento de un órgano judicial para el enjuiciamiento de personas acusadas de genocidio". La tarea fue asignada a la Comisión de Derecho Internacional (formada por la ONU para promover el desarrollo del Derecho Internacional), ésta concluyó en 1951 que la formación de la Corte era viable y meses después presentó el primer borrador de lo que después se convertiría en el Estatuto de Roma. Sin embargo, las condiciones políticas de la segunda mitad del siglo XX no permitieron que se forjaran los consensos necesarios para crear una Corte permanente. Fue hasta principios de los años noventa, una vez terminada la Guerra Fría y formados los tribunales ad hoc para la ex Yugoslavia y Rwanda...

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