'Se le dieron aspirinas a Chiapas'

AutorErnesto Núñez

El 16 de junio de 1994, Manuel Camacho Solís encaró a Carlos Salinas de Gortari, por última vez como su subordinado. Llevaba consigo su renuncia al cargo de comisionado para la Paz y la Reconciliación en Chiapas, y un extenso informe en el que advertía que no considerar las causas sociales de los rebeldes y retomar las acciones militares en contra del EZLN sólo agravaría y extendería el conflicto.

En el documento -y en la conversación- Camacho recomendó a Salinas continuar con el diálogo y el proceso político de pacificación para que Chiapas se convirtiera en una especie de vacuna que evitara la desintegración social en todo el país y diera salida a los problemas políticos y sociales no atendidos. De lo contrario, alertaba, podría ser la prefiguración de problemas más complejos.

Veinte años después del levantamiento, Camacho lamenta que se haya cumplido el segundo, y no el primero, de esos escenarios.

Chiapas no fue una vacuna, asegura, pero sí un paciente al que se le dieron muchas aspirinas en forma de enormes presupuestos destinados a programas sociales asistencialistas y a costosas campañas de publicidad.

"Los dilemas que se planteaban entonces siguen siendo válidos para nuestro país. En estos 20 años, no es que surgieran otros movimientos revolucionarios en el país, pero tenemos problemas de ingobernabilidad a gran escala en todos lados; el Estado está realmente vulnerado en muchos sentidos y los niveles de enojo, de confrontación, son altísimos", afirma.

Camacho Solís aceptó el cargo de comisionado para la paz el 10 de enero de 1994, cuando ya habían ocurrido los enfrentamientos más graves entre zapatistas y fuerzas federales. Llegó como un bombero intentando sofocar un incendio, tras una ríspida charla con Salinas de Gortari, en Los Pinos, que recuerda así:

-Para mí ya está muy claro: o cambias la línea del gobierno y buscas una solución política que evite que nos metamos a un escenario tipo Centroamérica, que va a ser desastrozo para el país, o yo renuncio -advirtió Camacho.

-No me puedes hacer esto. Tengo un problema, incluso la situación con el Ejército es de enorme tensión, tú no puedes provocarme una crisis política de este tamaño en este momento -respondió Salinas.

-Pues no sólo eso: si tú no cambias tu línea política, renuncio y me voy a marchar con la gente al Zócalo, voy a ir a marchar en favor de la paz.

-Eso es muy grave. Propónme una salida.

-Vamos a buscarlos, aunque esté todo en contra, hagamos el intento. Yo voy allá, como comisionado para la paz.

-Como Carpizo, ¿verdad?, una figura igual.

-No, no quiero una figura institucional que dependa de la Secretaría de Gobernación. Mi papel no puede ser el de funcionario de gobierno, sino estar entre quienes están en el conflicto y el gobierno.

Salinas aceptó y eso dio un giro al curso del conflicto. Patrocinio González Garrido -ex gobernador de Chiapas conocido por su línea dura- dejó Gobernación y fue sustituido por Jorge Carpizo, quien dejó la PGR en manos del jurista Diego Valadés.

Esta recomposición anunciada el 10 de enero, junto con el nombramiento de Camacho como comisionado de paz, fue un primer mensaje al zapatismo y a la nación. El segundo fue el cese al fuego.

"El cese al fuego lo redactamos en la noche el Presidente y yo, terminamos a las tres de la mañana y él me dijo: 'esto es lo que voy a presentar a los comandantes militares mañana'. Ni siquiera él tenía la seguridad de que lo iba a sacar, porque a lo mejor el Ejército le ponía peros. Y me dijo: 'yo te informo si lo logramos'.

"Al día siguiente, cuando yo iba en el avión a Chiapas, me informó que ya había anunciado el cese al fuego. Y entonces pudimos entrar a Chiapas con la carta de restablecer la paz. Venía acompañado del obispo Samuel Ruiz, que tenía el respeto de los indígenas y del EZLN, y de Pablo González Casanova, otro hombre muy prestigiado entre las organizaciones de izquierda sociales. Los tres nos sentíamos autores de esto, estábamos muy contentos por el cese al fuego".

Por recomendación de González Casanova, lo primero que hizo Camacho al llegar a Chiapas fue pronunciar un mensaje de paz en tzeltal, un pequeño texto que le tradujo el chofer de la camioneta que lo llevó a San Cristóbal de Las Casas. El mensaje se transmitió en todas las estaciones en cadena estatal de radio.

Paralelamente, contactó al general Miguel Ángel Godínez, comandante de la Zona Militar, y le aseguró que iba a lograr, con la política, los mismos objetivos que buscaba él: liberar al general Absalón Castellanos, ex gobernador secuestrado por el EZLN, y pacificar el estado.

"Entramos con el pie derecho y, desde ese momento en adelante, yo me dediqué todos los días a mandar un mensaje de concordia. Mi objetivo era sentar a la guerrilla en una mesa de negociaciones. Era la manera de consolidar una tregua. Ellos estaban manejando a los medios, hablando...

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