Eduardo R. Huchim / ¡Basta!

AutorEduardo R. Huchim

"Debemos decir las mexicanas y los mexicanos juntos un ya basta categórico y definitivo... debemos unirnos en el repudio a la violencia de quienes quieren ver un México atemorizado por el crimen".

Felipe Calderón Hinojosa, 9/05/08.

¡Ya basta! de la tolerancia del Presidente y su gobierno a los acusados de corrupción. Resulta inadmisible que las cuentas, las gratitudes y los pactos políticos se salden de espaldas a los intereses nacionales. Mouriño, Elba Esther y Romero Deschamps son apenas tres ejemplos de ello. El Ejecutivo no sólo los provee de recursos sino que, además, los blinda y los protege. Sus excesos se documentan y se difunden, pero no pasa nada.

¡Ya basta! de las distorsiones económicas y financieras que propician el absurdo de que cada barril de petróleo exportado genera alrededor de 100 dólares de utilidad, pero las ganancias se esfuman, no se traducen en beneficios reales para la nación.

¡Ya basta! de que los estados reciban una parte de los excedentes petroleros y los dilapiden en megalimosnas o en "pagar el gasto suntuario de algunos gobernadores que se dedicaron a comprar aviones y helicópteros y a pagar publicidad" personal, como denunció el entonces candidato Felipe Calderón en Álamo, Veracruz (23/03/06).

¡Ya basta! de que el calor presidencial arrope a gobernadores como Mario Marín y Ulises Ruiz, increíble y afrentosamente apoyados por el PRI.

¡Ya basta! de defender la salud de los extranjeros al precio de la sangre de los nacionales. Basta de cerrar los ojos a la realidad y no tener el valor de enfrentarse al narcotráfico con lo que de verdad puede derrotarlo: despenalizar la producción, transporte y comercio de la droga. Valor es emprender soluciones audaces, no mandar a soldados, marinos y policías a la muerte o la corrupción, en una guerra que no se puede ganar, que está perdida de antemano.

¡Ya basta! de soslayar que el dinero de los narcotraficantes fluye libre en los circuitos financieros, sin que nadie haga algo efectivo contra ese flujo. ¿O alguien piensa que los dólares del narco están en residencias del estilo Zhenli Ye Gon? Ahí, en esos circuitos deberían producirse las mayores incautaciones, pero ahí no pasa nada. Los sagaces titulares de la PGR y similares han olvidado una regla esencial de los investigadores: seguirle la pista al dinero.

¡Ya basta! de tanta sumisión ante el vecino poderoso. ¿Por qué no rechazar ya los dineros que tan mezquinamente reducen y condicionan? ¿No es verdad que apenas son una...

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