Ejercicio del poder

AutorZoé Robledo

Hablar de poder es hablar de los hombres y las mujeres que lo ejercen, de sus vanidades y ambiciones, de sus defectos y virtudes; de decisiones que cambian vidas, escriben la historia y perfilan el rostro de las naciones.

Por ello, esta edición se aproxima al tema desde esa arista: la de las historias, trayectorias y biografías de quienes detentan y ejercen el poder.

No se trata de un listado exhaustivo, quizá es todo lo contrario: el criterio de selección privilegió las más extraordinarias, extravagantes, admirables y deleznables hojas de vida de mandatarios, presidentes, reyes, sultanes, líderes vitalicios y primeros ministros que gobiernan buena parte de la población mundial.

No son los mejores ni los peores (aunque algunos podrían ocupar esa posición), son gobernantes insólitos; aquellos que se han caracterizado por un acceso y ejercicio singular del poder.

Aquí se reúne un heterogéneo grupo de gobernantes con rasgos de experiencia e intuición, de legitimidad e imposición; estadistas conviviendo con imprudentes, carismáticos con inteligentes, improvisados con políticos calados. Lo mismo un legendario multimillonario, un indígena mal vestido, un arrogante coleccionista de arte, un escurridizo acomplejado, un maquiavélico ex espía, un cronista deportivo, un polígamo, un alcohólico, un anciano, un nómada, un supersticioso, un ingeniero, un caudillo y un vanidoso empedernido. Y entre ellos, todos hombres, una combativa y admirable mujer.

Algunos de ellos han tenido momentos memorables de liderazgo, visión, innovación, inspiración, responsabilidad y compromiso con su sociedad; pero la mayoría ha llevado su relación con el poder a extremos que parecen ajenos a la realidad.

Basta un dato: en un planeta donde la conquista del poder es cada vez más compleja, sorprende que sólo ocho de los 15 gobernantes insólitos llegaran a sus posiciones por la vía de las urnas: cuatro lo heredaron de sus padres y tres más lo alcanzaron encabezando una revolución o un violento golpe de Estado. Unos van de salida, otros apenas llegaron, varios de ellos permanecerán ahí hasta que se apague su vida, otros tienen futuros inciertos que se debaten entre la gloria y la decepción, nunca el olvido. Lo cierto es que, en el 2008, la mayoría de ellos seguirá siendo protagonista de la política y el orden mundial.

La conquista del poder, su control y distribución es un asunto de individuos, con sus luces y sombras, con sus genialidades y fallas, por ello se presenta ante nosotros como uno de los fenómenos más complejos de la historia, capaz de crear las más grandes épicas y también de revelar lo más oscuro del espíritu humano.

En su novela Coningsby, el ex primer ministro de Inglaterra, Benjamin Disraeli, escribió: "El mundo está gobernado por personajes que no pueden ni imaginar aquellos cuyos ojos no penetran entre los bastidores". Éste es, apenas, un vistazo a algunos de ellos.

EL BLOQUE AFRICANO

Ellen Johnson-Sirleaf, presidenta de Liberia

Inquebrantable y firme

No cualquier mujer merece recibir el sobrenombre de Margaret Thatcher. Y es que no todas las políticas son, automáticamente, "damas de hierro". Ellen Johnson-Sirleaf sí lo es y así es conocida en su natal Liberia. La fuerte determinación y carácter inquebrantable de la hoy presidenta de Liberia fueron sus mejores armas para superar las numerosas aduanas que antecedieron el hecho histórico por el que será recordada: convertirse en la primera mujer que gobierna un país en África.

Ellen Johnson-Sirleaf pertenece a la élite que ha dirigido Liberia durante los 158 años de independencia del país: los américo-liberianos. Se trata de esclavos norteamericanos que, en 1847, fueron liberados y embarcados por las sociedades abolicionistas para que fundaran Liberia como la primera república negra. Sin embargo, Johnson-Sirleaf argumenta que tiene tres cuartas partes de sangre aborigen ya que por el lado paterno, su abuelo era un jefe tribal gola. En 1955, a los 17 años, Ellen Johnson se casó con James Sirleaf, un hombre del que virtualmente no se sabe nada. Se presume que el matrimonio tuvo características de acuerdo entre familias.

Uno de los atributos más distintivos de Johnson-Sirleaf es su privilegiada educación. Estudió contabilidad y economía en el College of West Africa de Monrovia, luego obtuvo un título de administración de empresas por la Escuela de Negocios de Madison, Wisconsin, y seis años después el diploma en economía por la Universidad de Colorado. En 1971 coronó su currículum académico con la licenciatura en administración pública por la Universidad de Harvard. Trabajó para Naciones Unidas, el Banco Mundial y Citibank. Fue directora de la Oficina Regional para África del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y es autora de los libros From Disaster to Development y The Outlook for Commercial Bank Lending to Sub-Saharan Africa. Esta experiencia internacional fue perfectamente balanceada con una trayectoria local igualmente impresionante. Johnson-Sirleaf fue ministra de Finanzas y presidenta del Banco de Liberia para el Desarrollo y la Inversión. Sus periodos de actividad política en Liberia fueron interrumpidos constantemente por la inestabilidad del país. Ellen pasó de una oficina gubernamental a la cárcel y al exilio con una intermitencia intolerable.

En 2005 Johnson-Sirleaf se presentó junto con otros 22 candidatos a las elecciones presidenciales. Su principal rival fue George Weah, ex estrella del futbol europeo, empresario, ídolo nacional y máximo favorito. Le ganó en la segunda vuelta con 59.6 por ciento de los votos. El éxito se atribuye al unánime apoyo electoral que recibió del electorado femenino y de los pocos liberianos de clase alta y cultivada que no habían huido del país.

Asumió la Presidencia de Liberia a los 66 años en un país donde la media de la población se sitúa en menos de 30. La "dama de hierro africana" es una política hábil e inteligente, capaz de capitalizar su prestigio personal para que los proyectos nacionales funcionen. Sus esfuerzos para poner a Liberia en el radar de la inversión extranjera han comenzado a dar frutos. Recientemente, el FMI nombró a Liberia uno de los cuatro países en situación postconflicto que recibirá ayuda financiera y asistencia técnica adicional. Además se podría alcanzar la cancelación de los 800 millones de dólares de deuda que Liberia tiene con el organismo internacional. El embargo contra los diamantes y la madera de Liberia ha sido levantado y los inversionistas empiezan a voltear los ojos hacia el rico país del occidente africano. Aunque la estabilidad y la paz siguen siendo los grandes retos de la Presidenta.

Liberia

Capital: Monrovia.

Población: 3,042,000 hab.

Forma de gobierno: República.

Muammar Al Gaddafi, líder de la Revolución Libia

Duro y conservador

Ronald Reagan lo llamó "el perro loco de Oriente Próximo"; George Bush dijo sobre él: "es un megalómano capaz de desencadenar la tercera guerra mundial con el único fin de aparecer en la primera página de los periódicos". Pero hoy el mundo lo reconoce como un interlocutor imprescindible para los procesos de paz de Oriente Próximo. ¿Líder o dictador? ¿Genial o incoherente? Muammar Al Gaddafi es una eterna contradicción.

Nació en una tribu beduina, presumiblemente en 1942, y su familia era nómada. Consiguió acceder a la universidad y a los 21 años se graduó en leyes. No obstante, decidió no iniciar la carrera de abogado e ingresó al Colegio Militar de Bengasi donde continuó cultivando su visión antimonárquica. Su acceso al poder fue precoz. Gaddafi tenía 27 años cuando participó en la fundación de un grupo político clandestino, los Oficiales Unionistas Libres, con el cual organizó un golpe de Estado que derrocó al rey Idris I en 1969. Se erigió como jefe del Estado Mayor y presidente del Consejo de la Revolución; al año siguiente acumuló los cargos de primer ministro y ministro de Defensa. Tras la aprobación de una nueva Constitución en 1977 fue nombrado presidente del Congreso General del Pueblo de la recién creada República Árabe Socialista Popular de Libia. En 1979 Gaddafi abandonó todos sus cargos y se tituló simplemente "Líder de la Revolución" o "Líder Maestro" aunque popularmente se le conoce como "el Grande" o "el Único". Aunque Gaddafi asegura que él es únicamente una figura paterna que dispensa sabiduría cuando se la piden, en Libia todos saben que el poder está concentrado enteramente en sus manos.

Líder excéntrico, amante de los uniformes extravagantes y de las declaraciones incendiarias, Gaddafi implantó un régimen único. En 1973 sintetizó su ideología en el llamado Libro Verde, un extraño híbrido de filosofía política y ordenamiento jurídico-religioso que mezcla socialismo, islamismo y nacionalismo árabe, vinculándolos a un proyecto visionario de expansión por África y Asia. La ideología de Gaddafi convocaba al derrocamiento revolucionario de todos los gobiernos del mundo y su sustitución por el gobierno directo de Alá fundado en la obediencia del Corán. Son famosas sus propuestas políticas que rayan en el absurdo. Alguna vez intentó eliminar la moneda en Libia y volver al trueque. El dictador libio fue, en definitiva, uno de los personajes más estridentes e impredecibles de la escena internacional durante dos décadas. Patrocinó al IRA, la ETA y al movimiento encabezado por el líder palestino Abu Nidal, y se le culpó del atentado contra el vuelo Pan Am Flight 103 que explotó sobre Lockerbie, Escocia, en 1988. En 1980 los novelistas Dominique Lapierre y Larry Collins caracterizaron a Gaddafi en su best seller de política ficción El quinto jinete como un líder delirante que está a punto de sumir a Nueva York en el apocalipsis nuclear con una bomba de hidrógeno. A finales de los años noventa atemperó sus entusiasmos de juventud y se inhibió de puertas afuera. Recientemente ha vuelto a la escena mundial con posturas más moderadas, ha abandonado su apoyo a los movimientos revolucionarios y se concentra en convertirse en una nación...

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