Juan Enríquez Cabot / ¿Futuro de Slim?

AutorJuan Enríquez Cabot

Carlos Slim tiene el mismo problema que Wal-Mart, McDonald's y Microsoft. Ha sido tan exitoso en su entorno inmediato que crecer año con año, y eventualmente duplicar ventas y ganancias, se vuelve cada vez más difícil. Esto es especialmente cierto por lo lento que ha crecido México década tras década. Aunque Slim, y unos cuantos otros, ha crecido espectacularmente, la economía y el país en su conjunto yacen cual frígida mujer.

La consecuencia es que ahora un conglomerado personal del tamaño del de Slim, hijos, yernos y asociados, o tiene que lograr con Pemex lo que logró con Telmex o tiene que buscar oportunidades cada vez más grandes en el exterior (la opción es dejar de crecer rápidamente. Algo que aparentemente no le gusta mucho a uno que otro accionista...).

Y de ahí la enorme y creciente apuesta de Slim & Co. por la telefonía y otros negocios foráneos, especialmente en países sudamericanos. Pero aun aquí hay severos límites. Para empezar, muchos de estos países, ideológicamente, son anti-IP. Apostarle a Venezuela, Bolivia, Ecuador, inclusive Argentina, en este momento es, por decir algo, delicado. Y en otros países, como Brasil, Chile, Colombia, es poco probable que se tolere una macrodominancia nacional como la que ejerce en varias ramas industriales de México el señor Slim. Por ejemplo, no creo que ni Lula ni Uribe ni Bachelet permitirían que un mexicano controlara la tercera parte de la Bolsa del país.

Pemex, y sus pequeños requerimientos en términos de inversión en infraestructura, mantenimiento y exploración, fácilmente podría absorber todo el capital que pudiera aportar Slim. Y, al igual que lo hizo con Telmex, Slim pudiera ampliar y mejorar servicio, calidad y resultados financieros. Pero todo tiene su precio. Todos seguimos pagando el que no haya más Slims en México; son contados los empresarios arrojados y competitivos (basta ver lo que ocurrió con el desastre de las concesiones carreteras y aeroportuarias. Aun teniendo oligopolios, muchos tronaron por ineficaces).

Pero entregar Pemex pudiera implicar que a cambio de una mejora sustancial en servicio y finanzas pudiéramos acabar pagando precios altísimos durante décadas por el petróleo que se dice "es nuestro". Y esto también implicaría que la primera potencia económica real en México se volviera aún más dominante. Presidentes van y vienen, pero sólo Slim megacrece. Si Slim llega a controlar no sólo Telmex, la Bolsa y Televisa, sino también Pemex, ¿pues de una vez por qué no...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR