Entrevista / Marcelino Cereijido / ¿Con la maldad en los genes?

AutorJesús Pacheco

"Cualquiera que abra un periódico en la mañana se da cuenta de que 9 de cada 10 cosas están relacionadas con alguna hijoputez a cualquier nivel", asegura Marcelino Cereijido (Buenos Aires, 1933), autor de "Hacia una teoría general sobre los hijos de puta" (Tusquets).

El fisiólogo molecular y ensayista traza en su libro más reciente un primer esbozo de una investigación de varios años sobre la maldad desde una perspectiva científica, en la que lo mismo se acude a la historia y a la literatura, que a la biología.

"Uno lee que un edil se escapó con alguna cosa, que el hijo del hermano de un presidente vendía leche de Chernobyl porque se la daban barata, que aparecen 35 tipos masacrados... Pero a mí me llaman la atención también esos tipos que pasan junto a una nena que está con un globo y se lo revientan, o los tipos que apedrean perros. No hace falta que tengan un campo de concentración".

Así se refiere Cereijido a la facilidad que pareciera tener el ser humano para cometer perversidades y a la omnipresencia de lo que él ha decidido llamar con ese término incómodo que quiso ser sustituido por diversos editores, pero que el mismo Cereijido insistió en utilizar por la elocuencia y el sentido que le halló en el curso de sus investigaciones.

"Cuando voy a un congreso científico en Bélgica, estoy hablando con un japonés y con un libanés, y les pregunto cuál es el insulto máximo, el más hiriente, y me llama la atención que en todos los idiomas que pude averiguar, siempre es un equivalente de hijo de puta o es hijo de puta", cuenta en entrevista.

"Me pregunté por qué se daba esa coincidencia. Y sobre la base de que la maldad humana es universal, uno sospecha que tiene bases biológicas", explica el autor de "La ciencia como calamidad" y "La muerte y sus ventajas".

¿Cómo surge su interés por reflexionar sobre los hijos de puta?

Tras escribir La ciencia como calamidad, me quedé sin más argumentos cognitivos para despotricar contra un primer mundo que nos somete al analfabetismo científico (externo) y contra una religión que nos ancla a un analfabetismo científico (interno), tuve que apelar lisa y llanamente a la hijoputez.

Todas las especies forjan algo que podríamos llamar "su cualidad o herramienta para sobrevivir", o "arma para la lucha por la vida". El ser humano generó la suya seleccionando todo aquello que le permitió interpretar la realidad con creciente eficacia. Lo hizo en etapas. Todas las etapas anteriores incluían dioses, milagros...

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