Entrevista / Jorge Valdano / 'Soy alérgico a la nostalgia'

AutorMiguel De La Vega

FOTOS: JORGE DELGADO

Fue campeón en Argentina, en España, en Europa y también campeón del mundo. Sin embargo, Jorge Valdano no cree en glorias pasadas. Le gusta disfrutar el hoy y mirar con entusiasmo el mañana.

No guarda fotografías de sus épocas de futbolista. No conserva una sola de las playeras que sudó o que le regalaron. La garra que lo caracterizó en la cancha la trasladó a los negocios, a dar conferencias sobre liderazgo, a viajar por todo el mundo dando servicios de consultoría sobre política deportiva.

Escribe artículos, comenta en la televisión, hace apuntes por radio, promueve su nuevo libro Los 11 poderes del líder (Conecta, 2013) y hasta se da tiempo para escribir un guión cinematográfico.

¿Cómo te desmarcas de ser un centro delantero para convertirte en un gurú del liderazgo empresarial?

Si nos ponemos positivos, diría que tengo una personalidad inquieta. Si nos ponemos negativos, diría que tengo una personalidad dispersa.

¿Cómo empezó todo?

Me gusta explorar cosas que vayan más allá del futbol. Y a veces los encuentros son casuales. La primera vez que estuve delante de una audiencia empresarial, fui invitado por un amigo que era consejero de uno de los grandes laboratorios.

¿Y cómo das el pase de una cosa a otra?

La gente terminaba fabricando los puentes entre lo que me había ocurrido en el futbol y a ellos en las empresas. Lo que contaba resultaba muy gráfico porque el futbol tiene esa enorme virtud en la que todo mundo sabe quién es Messi, Maradona, Zidane...

¿Por qué escribir sobre excelencia en tiempos de supervivencia?

Porque el libro también sirve para la supervivencia. No sólo enseña al gran líder a relacionarse con una audiencia, sino a relacionarse con sí mismo y puede ser interpretado como un manual de supervivencia.

En la situación que vivimos actualmente es difícil ponerse en el lugar del otro.

Pues muy mal hecho. Una de las cosas que enseña el deporte es entender al otro. Cuando uno juega de niño ajusta el sistema de comunicación, pero sobre todo empieza a saber tener empatía, a saber relacionarse.

¿Y eso lleva al triunfo?

El éxito sólo tiene sentido si está avalado por el mérito y si tenemos con quien compartirlo.

¿Cómo perdimos ese contacto con nosotros mismos?

Las nuevas tecnologías, que facilitan tanto la relación con personas lejanas, están atentando contra las relaciones más carnales, reales. Las relaciones personales son insustituibles: los abrazos, las confidencias, pero sobre todo las miradas.

¿Cómo sé...

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