Exhiben dinamismo y tensión

AutorSergio R. Blanco

La escena del arte contemporáneo en la Ciudad de México vive un momento de gran efervescencia, pero en el que también están presentes elementos de riesgo.

Desde la academia, los especialistas coinciden en que las oportunidades son su diversidad y su actividad apabullante. Mientras que los riesgos: ser complaciente con el mercado internacional o acrítico ante las instituciones, encerrarse en teorías críticas endogámicas y olvidar su historia reciente.

Aunque existen otras ciudades pujantes como Oaxaca o Tijuana, es innegable que el arte contemporáneo que se mueve en la Capital -paradigma de lo que pasa en el resto del País- ha conquistado desde hace varios años su visibilidad en los espacios del sistema cultural público y privado, tanto dentro como fuera de México.

De hecho, si el diagnóstico de la escena actual pudiera elaborarse sólo enumerando los engranajes que estructuran su efervescencia artística, la urbe aparecería probablemente en el punto más dinámico de su historia.

Actualmente, hay en el DF un buen número de espacios de exposición tanto públicos como galerías serias especializadas en obra contemporánea.

Además, existen redes de curadores, fundaciones dedicadas a la promoción del arte contemporáneo, escuelas de arte, coleccionismo nacional, un Simposio Internacional sobre Teoría del Arte Contemporáneo

(SITAC), una feria de arte internacional (Zona Maco), e iniciativas como el reciente Gallery Weekend, un fin de semana dedicado al coleccionismo que organizó su primera edición en septiembre pasado un grupo de galerías, y que pretende consolidarse como una cita anual.

El interés del público interno es evidente, ya sea por los abarrotamientos masivos -como los 9 mil visitantes que el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) llega a recibir los fines de semana-, ya sea por el activismo o afán de socialización de comunidades más selectas. Además, en el extranjero, los espacios que legitiman las propuestas hoy en la escena global, como la Tate Modern de Londres, el MoMA de Nueva York, el Centre Georges Pompidou en París o el Museo Reina Sofía en Madrid, presentan con frecuencia exposiciones individuales de artistas mexicanos o que trabajan en México, como Teresa Margolles, Gabriel Orozco, Rafael Lozano Hemmer, Francis Alÿs o Damián Ortega.

"Hoy en día, el Distrito Federal está plenamente reconocido como una capital cultural de primera categoría", considera Edward Sullivan, especialista en arte latinoamericano y director del Departamento de Arte de la New York University. "Todo el país está en un momento de auge artístico".

Sin embargo, ante este panorama aparentemente dinámico, es muy reduccionista valorar la actividad de todo el aparato únicamente en términos de su mera existencia o de las numeralias masivas de visitantes que las instituciones y las galerías publican, y que la prensa difunde de forma acrítica como si sólo así pudiera medirse el impacto de una muestra o de una política cultural.

Lo importante es adentrarse también en los puntos que...

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