Federico Reyes Heroles / Majadería venezolana

AutorFederico Reyes Heroles

A Yonga y Ruy, seres de excepción.

Comienzo con una aclaración personal, ésta no es la defensa de un amigo sino de un oficio. ¿Por qué dejaron a Fuentes solo? Todos están amenazados. Me reclama otro amigo que vive parcialmente en Estados Unidos. El comentario me desconcierta. La majadería del flamante embajador venezolano fue evidente. La elegante respuesta de Fuentes irrefutable. Asunto acabado. Pero el señalamiento se me queda en la memoria. ¿No será que nos estamos acostumbrando a la majadería?

Vamos al origen. La palabra de un escritor se construye hoy con materiales muy diversos. Hace muchos años tuve la oportunidad de platicar con Cortázar. Era la época en que se fortalecía la idea de una literatura de compromiso. La "pureza" no debía ser evasión. El apoyo a la revolución cubana, la denuncia de las dictaduras, la intromisión estadounidense en Centroamérica, entre otros, habían hermanado a muchos autores que venían de la ficción, pero que no tenían una tradición de compromiso político. Le pregunté al respecto. Su respuesta fue contundente: me reservo el derecho a también escribir literatura pura. Así han cambiado los tiempos. Hoy nos parecería extraño que un gran autor no tuviera una posición política. La palabra de los escritores, de los artistas, de los productores de cultura, ha resultado una poderosa arma para pelear por ciertas causas.

¿Acaso -como se decía- fijar una postura contamina a la creación? Creo que ese argumento ya fue enterrado. Muchos de los mayores productores de cultura han tenido posiciones políticas. Usan su prestigio literario o musical o de lo que sea para pelear por causas. Recordemos al poeta Paz y la guerra civil española, a Rivera, a Picasso, Sartre, Beauvoir, Camus, Cabrera Infante, Rushdie, Barenboim, a Jane Fonda o Vanesa Redgrave, Robert Redford, Leonard Cohen, Grass, Russell, Pound, Revueltas, Bob Dylan, Saramago, Roa Bastos, Monterroso, Sergio Ramírez, Monsiváis, Benítez, Poniatowska, Xirau, Zaid, Vargas Llosa, Carpentier, Amoz Oz. La lista no tiene fin. Nabokov, Neruda, Sándor Márai. El grado de involucramiento es diferente, imposible saltarse a Sábato o Soljenitzin.

El asunto no es nuevo: Victor Hugo el parlamentario, el opositor a la pena de muerte, el crítico de Juárez o Émile Zola y su Yo acuso, tan sólo para recordar algunos. Y por supuesto cómo dejar fuera al gran García Márquez. Se trata de ciudadanos, mexicanos, colombianos, franceses, guatemaltecos, nicaragüenses, cubanos, lo que sea, que...

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