Federico Reyes-Heroles/ Leyenda negra

AutorFederico Reyes-Heroles

Las escenas eran similares. Las hemos visto en Irlanda, en Alemania, en Francia, también en Los Angeles no hace mucho. Amplios contingentes policiacos resguardados detrás de sus escudos plásticos tratan de avanzar por las calles de alguna ciudad. Del otro lado, brazos alzados y otros que, en forma de catapultas, lanzan objetos, piedras de preferencia. De pronto gases y las consecuentes carreras. Los globalifóbicos recientemente llenaron las pantallas y los diarios con cuadros similares. Se les denomina revueltas y, en términos estrictos, son enfrentamientos de muchedumbres enardecidas contra una autoridad que trata de imponer el orden que tiene asignado defender.

Se trata de un momento teóricamente interesantísimo en que la masa implosiona, los individuos dejan de ser tales para unirse a una causa común. Pocas veces hay convocatoria formal a la sublevación. Hay, eso sí, detonadores que permiten que la implosión se transforme en explosión. Lo importante, en todo caso, como lo señala Canetti, es que debe haber un elemento unificador tan fuerte que los abraza a todos en segundos o minutos. Al perder la individualidad las personas se cobijan, se protegen, se escudan en el anonimato. Es eso lo que les da su fuerza. Ya no son Pedro o Juan que pueden ser identificados, sino acciones dispersas de ciudadanos anónimos que, sin embargo, tienen un fin común: doblegar a la autoridad. Es esa causa la que debe llamarnos la atención en el caso de Tepito.

Hablé de escenas similares en otros países, confrontaciones a veces sangrientas de estudiantes y jóvenes unidos en un entusiasmo revolucionario o democrático o de defensa de lo que creen que son y pueden ser sus derechos. Las nuevas modalidades más comunes son las causas ecologistas que mueven las conciencias del orbe brincando fronteras. Las convicciones religiosas amenazadas o que se perciben como tales han sido detonadores eficientísimos de revueltas. La revuelta rara vez tiene un líder o un plan estratégico, de allí su capacidad de sorpresa y también su debilidad. Pero, lo que vimos en Tepito, ¿fue en verdad una revuelta o se trató de un acto deliberado, programado de confrontación y reto a la autoridad? Hagamos memoria.

En el caso de Los Angeles había habido largos meses de irritación de la conciencia de los levantados. La repetición televisiva, una y otra vez, de la brutal golpiza al ciudadano afroamericano por parte de los policías blancos, la lenta discusión del caso por un jurado también...

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