Federico Reyes Heroles/ Simulacro general

AutorFederico Reyes Heroles

Primero los matices. El ateo es el que niega la existencia de cualquier Dios y agnóstico el que rechaza la posibilidad de que el ser humano acceda al conocimiento del absoluto, quizá sea el deísmo la versión que mejor case conmigo. Siguiendo la definición de Víctor Hugo, Dios sería lo evidente invisible. ¿Cómo refutarlo? El deísmo parte de la existencia de un dios como autor de todo esto, lo evidente, pero no admite la posibilidad de llevarlo a una representación o culto, lo invisible. Autoría inicial, creador no creado, fuerza primigenia que está en Santo Tomás quien lo tomó de Aristóteles. Las representaciones de las deidades han sido múltiples y las guerras por defender a unas frente a las otras siempre han acompañado al ser humano. Por eso la necesidad de separar, por un lado el fantástico misterio de la creación, por el otro sus expresiones terrenales en forma de religiones.

La esencia se pierde en el jolgorio. La confrontación del ser humano con el gran misterio, por el camino que sea, debiera provocar, por lo pronto, recogimiento y algo de humildad. Todos los caminos son buenos y parten del mismo punto inicial de asombro, de intriga, de admiración. No se necesitan templos o quizá cualquier sitio puede serlo: mirar la cúpula celeste, observar la ingeniería de una planta, la inmensidad del mar, la chispa de unos ojos o el alivio de un ocaso. Fechas para ir a ese recogimiento hay muchas, cualquiera es buena. Por qué no hoy, 24 de diciembre del 2002, en que el mundo cristiano festeja el nacimiento de Jesús. Más allá de credos, la importancia del personaje es innegable. Carlos Fuentes lo ha escrito con toda claridad, "Se convierte en Dios cuya fuerza es su humanidad" y es justamente esa humanidad la que se mantiene viva como problema, pues en estos tiempos modernos pudiéramos estar resbalando en el peor de los mundos: "temperamento religioso sin fe religiosa".

El dilema último pareciera insalvable. Religiosidad y moralidad no van de la mano. ¿Somos hoy mejores seres humanos? ¿Hay de verdad un verdadero esfuerzo de superación de nuestros lastres y vergüenzas? Recordemos por ejemplo, la discusión de la cumbre de Monterrey, este año. Se trataba de lograr una fórmula para financiar el desarrollo de los 2 mil 400 millones de personas que viven en situación de pobreza y sobre todo para los mil 200 que viven con menos de un dólar diario. Fue un intento más por conseguir que los países ricos admitieran transferir de manera ordenada un monto...

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