Entrevista / Francisco González Crussí / La muerte por voluntad

AutorJesús Pacheco

México está preparado para una ley que ofrezca los lineamientos generales acerca de qué hacer y cómo tratar a una persona en situación terminal, asegura el ensayista y patólogo Francisco González Crussí.

"Prolongar la vida del paciente me parece innecesario, incongruente con el concepto de lo que representa la vida; por eso me parece bien que existan leyes al respecto", señala el autor de "Mors repentina" y "Notas de un anatomista", entre otros libros que han indagado en las miserias, las grandezas y los misterios del cuerpo humano.

Agrega que siempre será necesario, cuando se hable de ortotanasia, tener en cuenta la dignidad humana y el derecho del hombre a decidir sobre su propio cuerpo, pero siempre sin lesionar a terceros.

Así se refirió al tema de la muer-te asistida González Crussí, radicado en Chicago, en una entrevista concedida durante su visita al DF, donde dictó el martes la conferencia magistral "Consideraciones en torno a la muerte", como parte del coloquio "Retóricas de la enfermedad", organizado por Cuadernos de Quirón y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

¿Qué dice de una sociedad el hecho de que se empiece a hablar de conceptos como el bien morir o la ortotanasia?

Me parece que se confiere al individuo más derechos sobre su cuerpo. Me parece muy bien que no sean otros los que decidan y hagan de él lo que quieran y lo manipulen. Claro que hay individuos que no están en posición de expresar su voluntad. Por ello, la Ley de la Voluntad Anticipada es muy importante. Si uno quiere morir de una forma o de otra, es necesario declararlo y tenerlo explícito antes de que llegue ese momento, porque cuando llegue puede ser que no se encuentre uno en posibilidad de decir lo que uno quería, y serán entonces quienes rodean al paciente los que tomen la decisión. Ha habido casos muy notables.

En el caso de Terri Schiavo, no estaba en posibilidad de decir cuál era su voluntad, y eso originó tremendos problemas que la prensa mundial estuvo publicando; la fea pelea, poco digna, entre el esposo y el resto de los familiares que querían diferentes cursos de acción sobre el cuerpo de Terri.

¿México está preparado para una ley de esta naturaleza?

Yo creo que sí. En relación con la muerte de cada uno, las opiniones y las actitudes son variadas. La gente ve su muerte de manera muy diferente. Hay gente que quiere estar consciente hasta el final y otra que prefiere no enterarse de nada. Hay gente que, cuando tienen un diagnóstico de una enfermedad mortal, quiere que se le diga con toda franqueza, que se le informe para asumir la responsabilidad de encararse con ese terrible pronóstico. Y, por el contrario, hay gente que no es capaz de recibir la verdad dura y prefiere que se le mienta. Pero México sí está preparado para tener cierta legislación que dé los lineamientos generales acerca de qué hacer, cómo tratar a una persona que está en esa situación terminal.

Albert Camus afirmaba que la mejor manera de conocer a una sociedad es observar en ella cómo se ama y cómo se muere. ¿Qué opina al respecto?

A mí me parece que una sociedad se puede valorar en la forma como trata a las personas más vulnerables, en cómo se atiende a los niños, a los viejos, a los desvalidos, a los inválidos... Esto de cómo se ama y cómo se muere tiene mucha relevancia cuando se discute la situación de México, porque es bien sabido que es un País que ha erigido a la muerte como el tótem nacional; es una expresión que usa el antropólogo Claudio Lomnitz.

Recientemente, apareció la segunda edición de un libro suyo que en inglés se llama Death and the Idea of Mexico, La muerte y la idea de México, no México y la idea de la muerte. Ahí revisa este concepto tan querido por los sociólogos, antropólogos y demás que afirman que México tiene una especie de relación única con la muerte, que no hay otro País donde la muerte sea vista con tal naturalidad.

En Estados Unidos, muchas veces ni se menciona, es la gran ausente; dicen que si hay una plática sobre la muerte alejan a los niños, como si se tratara de una cosa pornográfica; y se ha dicho que hablar de la muerte es casi como pornografía. Está cambiando, porque obviamente estas cosas no vienen en los genes, son culturales, y se están dando cuenta de que hay muchas actitudes erróneas, porque después de todo, qué hay más natural que la muerte.

Según Lomnitz, hay dos escuelas acerca de cómo se ve la muerte en México. Una, nos viene de la bellísima prosa de Octavio Paz en El laberinto de la soledad. Como fue tremendamente elocuente, mucha gente lo toma como artículo de fe: el mexicano acaricia la muerte, se acuesta con ella, tiene una familiaridad más allá de lo que ningún otro País pueda tener con la muerte.

Pero la otra escuela difiere. Dice que Paz fue muy elocuente, pero que se trataba simplemente de una bellísima prosa, de elegantes figuras de retórica. ¿O hay...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR