FRONTERA INVISIBLE / In Memoriam Luis Leal

AutorSergio Muñoz Bata

A los 102 años de edad, el Dr. Luis Leal ha muerto. La comunidad latina en Estados Unidos está hoy de luto y yo siento un enorme vacío. Quizá porque alguna vez llegué a pensar que el maestro, erudito, investigador, autor y persona cuya bonhomía no tenía par era inmortal. No fue así, don Luis, como se le conocía en la academia, murió de forma apacible la noche del 25 de enero mientras dormía y, según el parte médico, murió por causas naturales.

Nacido en 1907, en la pequeña ciudad de Linares, en el estado de Nuevo León, México, don Luis emigró a Estados Unidos siendo muy joven. En el área de Chicago hizo sus estudios y empezó a trabajar en distintos oficios. En 1936 se casó con Doris Clemens y tuvieron dos hijos, Antonio y Luis Alonso.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Leal se enlistó en el Ejército y participó en combates en las Filipinas. Al terminar la guerra regresó a su país adoptivo, terminó el bachillerato, la maestría e hizo su doctorado en la Universidad de Chicago. Y hacia 1950 empezó una larga carrera de educador que culminaría formalmente en el 2004, cuando don Luis tenía 96 años de edad.

Impresionados por su erudición y por la impecable claridad con la que manejaba los grandes temas histórico-literario-culturales de su país de origen, los editores de la Enciclopedia Británica le encargaron por varios años, escribir las secciones de cultura e historia de esa venerable enciclopedia y de otras más. Labores que desempeñó con diligencia mientras continuaba su trabajo docente en varias prestigiadas universidades del país.

Cuando le conocí, don Luis Leal tenía 73 años y su carrera en el magisterio y en la investigación literaria recién había empezado a tomar nuevos rumbos. En ese entonces yo era director del suplemento cultural del periódico La Opinión de Los Ángeles y, sabedor de su fama, buscaba afanosamente sus escritos. Con su característico entusiasmo, don Luis fue siempre un fiel y desinteresado colaborador. Cuatro años antes había cerrado el ciclo de una brillante carrera como profesor de la Universidad de Illinois en Urbana y se había mudado a California pensando, equivocadamente, que en el benigno clima de Santa Bárbara el retiro le traería cierta tranquilidad.

Su insaciable curiosidad, sin embargo, le impidió el reposo intelectual y, para 1976, don Luis, ya asociado con la Universidad de California en Santa Bárbara, continúa las investigaciones que le llevan a encontrar en la cultura precolombina los orígenes de la...

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