Gaceta del ángel/ Manual para civilizar a un señor de Cartagena II

AutorGermán Dehesa

El dinámico y espectacular "Parafino" me había dejado en la escalinata que contempla los arrebatos gótico-jaliscienses del Templo Expiatorio y había desaparecido dejando el vago ofrecimiento de que volvería hacia la 1:30. Faltaba media hora y un amable escuadrón comandado por el propio Pérez-Reverte, natural de Cartagena y el alférez Alatriste, natural a secas, se ofrecieron a hacerme compañía. Hacia la 1:45, mis tropas ya se habían reducido a dos recias mujeres tapatías. Todos hemos tenido en la vida un instante de extrañamiento metafísico que nos mueve a preguntarnos: ¿qué demonios hago yo aquí?. En espera del "Parafino" y varado en la tapatía calle de López Cotilla, viví intensamente uno de esos momentos; con flebe voz externé mi deseo de treparme a la torre gótica y aventarme envuelto en la bandera de los Pumas. Para bien de todos, llegó la noticia: el veleidoso "Parafino" había dejado mis triques en el hotel y habíase evaporado sin dejar rastro. Traslado al hotel. Plática nutrida con representantes de los sectores tapatíos: ellos, como todos, ya no entienden nada, no saben quién va a ganar, pero tienen plena confianza en un 3 de julio terso y vivible. Todo indica que en Jalisco ganará Fox quien es, por lo pronto, el gran tema de conversación. Para averiguar estas cosas es para lo que sirve pasarse hora y media sentado en la banqueta esperando al multimencionado personaje.

Si la mañana estuvo ruda; la tarde resultó aún más ajetreada. Había una "rueda de prensa" y una presentación en sociedad de "La carta esférica". El encuentro con la prensa me dejó la impresión de que en Guadalajara y en todo el país, la prensa cultural está en un nivel entre tristón y pavoroso. Más animada estuvo la presentación; Arturo que es hoy el autor en español más leído del mundo hizo gala de casta y de buena disposición y pudo cumplir con galanura una de las tareas que menos le agradan: hablar de libros suyos que ya quedaron en el desván de su memoria. La ginebra azul, la mágica y tutelar presencia de Maricarmen Canales, la cercanía de Trino Padilla y la buena disposición del público fueron de mucha ayuda para surcar las cambiantes aguas del novelado mar y de ese otro mar que es la mujer (tienen más arrecifes que qué). De pronto, ya había entrado la noche y allá en Guadalajara se sentía como una absolución. Fresca, limpia, tierna era la noche allá. Hoy he vuelto, pero me he traído ese limonado aroma y, como un especial regalo de Arturo Pérez-Reverte, he traído...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR