Germán Martínez Cázares / El PAN enfermo

AutorGermán Martínez Cázares

El Partido Acción Nacional padece una enfermedad. Una dolencia grave y aguda.

Su achaque tiene tiempo. La causa no está fuera del PAN. Es interna y profunda. No se aloja en el PRI, o en las encuestas, ni en los medios de comunicación. No es un complot externo contra los panistas.

No es, tampoco, la causa de ese dolor, como dirán los puritanos "porque llegó al poder". Los males del PAN no le vienen de tener poder. Conquistarlo y retenerlo es esencia de un partido político. Su enfermedad se manifiesta con algunas maneras de "ser panista" y con algunos "estilos" de gobernar.

Esa afección tiene postrado al PAN frente a las urnas. Perdió su ánimo, parece envejecido. No encanta a los jóvenes y dejó de entusiasmar a muchos ciudadanos. Perdió la ganas de ganar, como un enfermo pierde las ganas de comer.

Luis Felipe Bravo Mena pagó, injustamente, en el Estado de México gobiernos municipales panistas de mentiras, pillos y pillajes. ¿Cómo nos iban a creer los mexiquenses que limpiaríamos la casa, cuando los diputados panistas aprobaron las cuentas de Arturo Montiel?

Pero esos son síntomas de la enfermedad. La enfermedad panista viene de una traición a la libertad. Porque el PAN le dio la espalda a su carácter libertario fracasa electoralmente. (Me incluyo y reconozco ese error, cuando fui presidente nacional del PAN).

Estos son algunos botones de muestra:

  1. Traicionamos nuestro credo de libertad sindical. Aunque acabamos con los privilegios del sindicato de electricistas. No combatimos frontalmente el corporativismo laboral. En educación, privilegiamos a la cúpula sindical y descuidamos a los maestros y a los padres de familia. Una perla más: en algún estado conocí una "sindicato azul", vulgar copia de los priistas. La ¡asociación de taxistas, Manuel Gómez Morin!

  2. En la más reciente reforma electoral, traicionamos nuestra fe liberal. Quienes impulsaron esa reforma constitucional, lo hicieron con el hígado y no con la cabeza, con el fin de dañar a las televisoras. El resultado está a la vista: nadie puede contratar libremente tiempos de radio y televisión, y el supuesto control al dinero en nuestra democracia es un fracaso.

  3. Dudamos al apoyar el libre desarrollo de empresas y el impulso a la iniciativa privada para generar crecimiento. En cambio muchos...

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