Guadalupe Loaeza / Desolación

AutorGuadalupe Loaeza

Ayer el mundo y el mío propio se cimbraron doblemente por la muerte. Desde las primeras horas de la mañana nos enteramos con horror del atentado cometido contra la libertad de expresión. Nos enteramos del asesinato de diez colegas periodistas del semanario satírico francés que provocaba la risa inteligente, devastadora, irónica pero siempre esperanzadora, Charlie Hebdo. También murieron dos policías que custodiaban el edificio de la redacción, la cual ya había recibido varios atentados. "Je suis Charlie!", gritaban más de 100 mil personas congregadas la noche del miércoles en diferentes plazas de Francia. "Todos somos Charlie", se leía en decenas de miles de tuits enviados por toda Europa. "No se puede negociar nada con los fascistas. La libertad de expresión y la ley nos permiten hacer mofa sin límites, de la misma manera que nos lo permite la violencia sistemática de los extremistas", declaró hace apenas dos años Charb, director del semanario más crítico del profeta Mahomet y uno de los caricaturistas asesinados. Otro era Jean Cabut, llamado Cabu. Tenía 75 años, adoraba el jazz y detestaba el futbol. Todos los vendedores de los kioscos de París lo conocían, era el primero en comprar su ejemplar de Le Monde. Mataron asimismo a Tignous y al brillante economista Bernard Maris, quien solía afirmar que era un pesimista inteligente, pero optimista por voluntad. El más chistoso de todos era George Wolinski de 80 años. Wolinski, ex cartonista de Le Nouvel Observateur, Paris-Match y de Libération, recibió la Legión de Honor de manos de Jacques Chirac. De alguna manera todos eran símbolos del 68. Hoy Francia, más unida que nunca, amaneció con su bandera a media asta. De todo corazón me uno a su duelo y condeno este ataque espeluznante contra la libertad de expresión que no tiene precio.

Sin duda quien era un ejemplo de libertad de expresión era Julio Scherer. Nunca le hablé de "tú". Me dirigía a él, con un profundo respeto, como "don Julio". Él también me ustedeaba y me llamaba "doña Guadalupe". El tiempo que más lo traté fue durante un viaje a Cuba. Doña Amalia viuda de Cárdenas invitó a varios periodistas, representantes y diputados del PRI, PAN y PRD para celebrar el 85 aniversario de la Revolución Mexicana. Asimismo se develaría un magnífico busto en bronce del general Lázaro Cárdenas en el parque del mismo nombre. Prácticamente toda la delegación mexicana estaba hospedada en el fraccionamiento "El Laguito" en la casa 25. Por...

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