Guadalupe Loaeza / Un país que duda

AutorGuadalupe Loaeza

Dejo París y tengo la impresión de que lo dejo pleno de dudas. Es el estado de ánimo de los parisinos lo que más me llamó la atención. Como comenté en uno de mis artículos pasados, los franceses andan de capa caída. Siento que Francia nunca había dudado tanto de su identidad. Seguramente se debe a los últimos problemas que ha sufrido, como han sido los conflictos en los suburbios parisinos, los cuales provocaron tantos debates entre intelectuales, maestros, políticos, pero sobre todo entre los jóvenes. Estos debates siempre giraban sobre el supuesto papel positivo de la colonización. En ese mes de noviembre del 2005 y a raíz de la rebelión de miles de inmigrantes se hicieron muchos cuestionamientos sobre lo que se había escrito en la historia de la colonización. Todo esto desacreditó tanto a la izquierda como a la derecha.

Francia ha sido un país, más que cualquier otro en el mundo, que durante muchos siglos se consideró como el "país de las luces" y ni siquiera se podía comparar con ningún otro. No obstante este motivo de orgullo ya está caduco; de allí que durante este viaje hubiera encontrado a los franceses desmoralizados. En una de las cenas a las que fui invitada no pude evitar el tema de mis impresiones respecto a lo anterior. Para mi gran sorpresa el anfitrión, un académico muy destacado, resumió el malestar de los franceses enumerando la razón por la cual tenían el ánimo tan apachurrado. La lista parecía interminable: los problemas del sistema escolar, el constante desempleo, aparentemente insoluble a corto plazo; la frustración en el trabajo, falta de oportunidades para los jóvenes, la fuga de cerebros, el empobrecimiento real o imaginado, la mediocridad en los medios electrónicos y el deterioro en el nivel de vida. "La angustia ha llegado a todos los medios y, con ella, el maniqueísmo populista", apuntó mi amigo con una expresión de absoluta desolación.

Todavía falta un año para las elecciones presidenciales y no hay semana en que no aparezcan libros sobre "el mal francés" (padecimiento francés), escritos por sociólogos, economistas, historiadores y politólogos. En las librerías vi títulos como: La inflación escolar, El cansancio de las elites, El crepúsculo de los pequeños Dioses, La desgracia francesa, Nuestras vacas sagradas, Francia injusta, Nuevo mundo, vieja Francia. Esto no hace más que mostrar un verdadero "stress" entre las y los franceses, el cual se incrementa cada día debido a la presión de la cantidad de cambios que...

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