Crea Zermeño homenaje a 'BiDA'

AutorJulieta Riveroll

El orangután joven acaba de vencer a otro maduro y se alista para la batalla más importante, la conquista de las hembras. La escena quedó retratada en una de las obras con las que Alejandra Zermeño (Ciudad de México, 1978) rinde homenaje a la BiDA (Biología Interna de los Animales), título de su nueva exposición individual.

A simple vista, pocos espectadores podrían intuir que las seis esculturas remiten a los primates, pues lo que aparecerá frente a sus ojos son las figuras de un hombre y cinco mujeres de escala humana. Todas están paradas y cada una tiene una pose diferente, como reflejo de su personalidad.

La jefa de la manada le pone un alto al macho y a la vez le sonríe. Le sigue una mujer reflexiva y luego una inocente, a unos pasos está la rebelde y hasta el final la sensual, según Zermeño, pues tiene los pechos descubiertos, pero en realidad está entregada a la lectura de poesía visual.

"Pinté las esculturas con piroxilina, que se aplica en los autos y fue utilizada por Siqueiros. Todas las mujeres tienen una línea entre el pubis y el talón para representar el hecho de que van a ser poseídas sexualmente por este macho recién llegado", explicó la artista visual.

Son 11 las obras que forman parte de BiDA, aunque en total hay 21 piezas, considerando los dípticos, trípticos y polípticos, como el del orangután, y se exhiben a partir del miércoles 14 en la galería Arnold Belkin del Museo Universitario del Chopo. En la inauguración participará The piano and drums project.

"Siempre he abordado el tema urbano y tenía ganas de empezar a hablar de los orígenes, de rendir homenaje a la vida misma. La exposición se basa en la figura humana, pero a través de ésta retomo elementos conceptuales y simbólicos de los animales o recurro a sus características", dijo Zermeño.

Para esta exposición se enfocó en especies que están en peligro de extinción, como el jaguar negro, que aquí aparece como un ser, tejido en crochet de pies a cabeza, sentado y en pleno estado de meditación. Los ocho cuadros que se observan detrás simulan el halo energético que el felino deja a su paso.

Tres personajes encarnan al quetzal. Sus cuerpos están formados por hilos que hacen las veces de las alas del ave. El de color rosa representa al hombre que dignificó al animal, el azul a quien lo destruyó y el verde a quien anhela salvaguardarlo.

La muestra también aborda animales que tienen una relación simbiótica con el ser humano, como el pez Garra Rufa, utilizado en los spas para...

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