Homero Aridjis/ Mariposas censuradas

AutorHomero Aridjis

Desde hace meses he tratado de saber qué pasa en los santuarios de la mariposa Monarca, pues están siendo devastados a un ritmo sin precedentes. El hermetismo oficial fue la respuesta. ¿Por qué? Hay órdenes de arriba de no decir nada, me dijo gente de El Rosario y Chincua. ¿Por qué? Porque los gobiernos priistas de los estados de Michoacán y México están cambiando árboles por votos. Basta con que un ejidatario solicite un permiso para talar para que de inmediato lo obtenga en Morelia o Toluca. Para perpetuarse en el poder este 2 de julio, el PRI-gobierno se ha convertido en un depredador de los recursos naturales del país, reveló mi fuente. Así de fácil. No sólo eso, también los funcionarios ocultaron las mortandades que ocurrieron en los santuarios durante las heladas de diciembre y enero. Nosotros, que hemos pedido repetidamente una moratoria a la tala en los santuarios, obtuvimos otra, de información.

¿Qué está pasando en los cinco santuarios protegidos por el decreto del 9 de octubre de 1986? Vayamos por partes:

En Sierra Chincua, este año las mariposas llegaron al Llano del Toro, casi al borde del bosque y hacia la barranca, un kilómetro y medio más abajo del sitio acostumbrado. Para llegar hasta allí caminamos horas por anchos senderos de polvo. "Nunca se ha visto tal cantidad de polvo", me dijo un ejidatario. "Esto va a hacer daño a las mariposas". El doctor Lincoln Brower lo afirmó de manera científica. "El polvo va a afectar el ciclo de reproducción de las mariposas". Por otra parte, bastaba dejar un poco los caminos trazados para ver la tala, los tocones de los árboles que se quedan aferrados al suelo. La visita fue un sábado en la mañana y el santuario parecía un tianguis de la Ciudad de México. Entre 20-30 autobuses habían llegado ese fin de semana. Cientos de caballos y camionetas atravesaban los senderos abiertos de un año para acá. Sin facilidades de baño, la gente usaba el bosque de retrete. Los caballos que de día transportaron turistas, de noche andaban sueltos. No había vigilancia, excepto la de unos ejidatarios.

En El Rosario las mariposas llegaron en el Llano de los Conejos, lejos del lugar de siempre y en menos árboles. Nuevos caminos transitados por camionetas y caballos se han abierto. Se han instalado unos 200 puestos de chácharas y fritangas a ambos lados de un camino de concreto construido hasta la entrada del santuario. Por el flujo continuo de visitantes se hallaron en los senderos mariposas pisoteadas. Según...

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