Humillados en su Propio País

AutorLuz Romano

Pedro López es un indígena informado y preparado que lucha por salir adelante, sin embargo, su condición de "indio" y la falta de recursos impidieron que cumpliera su sueño más anhelado, convertirse en contador público.

Llegó a la capital hace 16 años a jugársela por una mejor vida, sin nada que perder; en su Pueblo San Juan Copala en el Municipio Ixtlahuaca en Oaxaca, no tenía familia que llorara su ausencia, tampoco tierras, dinero o un hogar.

Emprendió su aventura a los 15 años, apoyado por familiares lejanos, con la única ilusión de establecerse y crecer, alfabetizarse y dejar atrás todo aquello que alguna vez le hizo daño.

Pedro es un indígena triqui que, como él mismo dice, llegó en una condición diferente, pues en su pueblo logró concluir estudios de secundaria.

"Yo no tenía nada en el pueblo, nadie me lloró; soy huérfano, mi padre me abandonó antes de nacer y mi madre murió cuando yo tenía 8 años; al terminar mis estudios de secundaria, porque en el pueblo hay hasta ese grado, tenía la ilusión de llegar a un nivel de licenciatura y por eso vine", comenta.

Con los ojos húmedos y la voz cortada, Pedro respira, hace una pausa y explica que trabajó un año como ayudante de albañil para reunir fondos y continuar su preparación. Entró a la Vocacional número 5 pero el dinero y su fuerza sólo duraron dos años y tuvo que dejar a lado sus estudios.

"Trabajé un año como ayudante de albañil porque a los 15 años nadie da trabajo, ahorre y me metí a estudiar a la Vocacional 5, pero mi situación económica fue una carga pesada y sólo pude sostenerme dos años.

"Cuando estudiaba entré a un taller, como no era un trabajo de salario sino a destajo, tenía que invertir como 10 horas diarias, es decir trabajaba, me iba a la escuela y por las noches regresaba al taller", recuerda.

Pedro, quien tiene ahora 31 años, una esposa y tres pequeños olvidó su sueño y entró a trabajar al Mercado de la Ciudadela como cuidador de autos; ahí con el apoyo de una prima y un político priísta consiguió un espacio a cambio de serle fiel al partido y acudir a toda clase de actos proselitistas.

"Me hice de mi espacio, ahora tengo un trabajo estable con la venta de artesanías desde 1990, nadie me quita de aquí y no pago...

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